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¿A alguien le interesan otras elecciones?

Llega el momento de la verdad. Llevamos más de tres meses de bloqueo institucional desde las elecciones generales del pasado 20 de diciembre sin que los partidos hayan logrado ponerse de acuerdo. Postureo. Pero ahora Felipe VI ya ha marcado su última ronda de contactos con los líderes políticos -25 y 26 de abril- en lo que se convierte en la fecha tope para que los políticos destapen sus cartas. Entramos en la fase decisiva y los contactos, ahora ya más privados que en público de cara a la galería, se sucederán para explorar lo que sería una reedición del pacto «a la catalana» en el último minuto de la prórroga. Lo que ocurra en el Congreso tiene, obviamente, un impacto directo en la Comunidad. En la diana mediática por los casos de corrupción de la etapa del PP en la Generalitat y con nada menos que 32 diputados en juego, el resultado de Alicante, Valencia y Castellón se mira siempre con «lupa» desde Madrid.

Visto, sin embargo, el panorama político autonómico y provincial, cabe preguntarse: «¿A alguien le interesa en estos momentos repetir las elecciones generales?». Diría que, a día de hoy, la respuesta es un rotundo «no». Aún con sus problemas a cuestas, el PP logró mantener su supremacía electoral en la Comunidad en esos comicios del 20D. En estos cuatro meses, sin embargo, la imagen de los populares se ha deteriorado todavía más con el estallido de la «Operación Taula»; el descenso a los infiernos de Rita Barberá, durante décadas un emblema de la gestión del PP; y la evidencia, por confesión de empresarios como el alicantino Enrique Ortiz, de que los populares valencianos se «doparon» para ganar las elecciones autonómicas de 2007 y después las generales de 2008 con una inyección ilegal de dinero.

Así que, por vez primera en 25 años y con toda esa carga como lastre, la formación que ahora lidera Isabel Bonig en la Comunidad se juega realmente continuar como primera fuerza política en número de votos. Y todo ello, además, cuando el PP se enfrenta a un congreso extraordinario para intentar zanjar su crisis. Pero es que, igualmente, los populares tendrían que pasar el «trago» de volver a elaborar unas candidaturas que tienen un «punto negro», precisamente, en Alicante. ¿Qué hacer con Gerardo Camps? Esa es la «patata caliente» que los dirigentes populares tienen encima de la mesa en el caso de tener que «ordenar» de nuevo las candidaturas. El exconseller de Economía está en el limbo. En la cuerda floja. Aparece en casi todos los papeles de la «Operación Taula». Dirigentes del PP se plantean el relevo de Gerardo Camps en la lista al Congreso por Alicante pero lo cierto es que, de momento, está libre de la imputación. Un auténtico dilema para el alto mando popular.

Así que el PP de la Comunidad tiene dos poderosos motivos para esquivar las elecciones: evitar que se ponga en cuestión su hegemonía e intentar que las urnas no midan la factura de la corrupción. A los socialistas valencianos, por su parte, tampoco les interesa volver a votar. Los comicios de diciembre ya certificaron que el PSPV, ahora al frente de la Generalitat con Ximo Puig, continúa con su declive electoral -por debajo ya del 20% de los votos- como contraste al ascenso de Compromís, su socio de gobierno en la Generalitat bajo el liderazgo de Mónica Oltra. Ahora el socialismo valenciano se arriesgaría, incluso, a un resultado peor que cuestionaría la posición del PSPV tanto en la Generalitat como en grandes municipios -Alicante, Elche o Castellón, entre otros- en los que gobierna.

A Compromís, sin embargo y pese a su condición de fuerza al alza, tampoco le seduce demasiado la idea de abordar otra campaña. Oltra lleva semanas poniendo toda la carne en el asador en Madrid para facilitar la investidura de Pedro Sánchez y evitar así las elecciones. ¿Por qué? Otros comicios sería someter de nuevo a la coalición valencianista a las tensiones de repetir coalición con Podemos, algo que no convence ni al Bloc ni a una parte de los independientes, dos de las patas de Compromís. ¿Y Ciudadanos? Son las grandes «vedettes» de las encuestas. Todos los sondeos, como ocurrió también en las autonómicas y las generales, les conceden un «plus» de crecimiento. Pero siempre lejos del PP en la Comunidad y con unas expectativas, ojo, que luego nunca se acaban confirmando. Así que, de momento, nadie tiene motivos en la Comunidad para volver a las urnas. En diez días, la respuesta final.

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