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Sociedad y sociedades

Desde las sociedades limitadas, las sociedades anónimas, las sociedades interpuestas y las sociedades opacas florece mucho interés por la sociedad y la política. ¿Coleccionismo? A lo mejor el que tiene sociedades anónimas en España y sociedades opacas en Panamá a partir de mil euros siente que le falta controlar la sociedad local, o autonómica o nacional. Las personas -o familias, porque una vida da para poco- que hacen ese trayecto entran en la política sin dejar de encontrarse con sociedades anónimas a las que beneficiar y en las que ser contratados cuando se van. Vienen del interés privado y pasan al público, donde no dejan de encontrarse sociedades. Siendo alcaldesa de Madrid, Ana Botella se encontró con miles de viviendas sociales pero no vio que estaba en medio de la crisis de los desahucios y de las hipotecas y en lo que se fijó fue en un fondo buitre a quien se las pasó sin pliego de condiciones ni saber cuánto valían.

David Cameron es el primer ministro del Reino Unido. Por su padre viene de sociedades que operan en paraísos fiscales pero él procede de la política. Y nos ofrece esta sutileza: su padre tenía actividades legales en paraísos cuyos beneficios son buenos (valga el pleonasmo) pero a él no le beneficia en la política que se sepa. Qué raro. Tu padre es bueno y los beneficios de sus empresas también, ¿por qué ese apuro del ministro de Industria de desmarcarse de todo esto legal?

El apuro les viene de que cuando se presentaron a la sociedad para ser votados nunca hablaron de estas menudencias tan unidas a los intereses particulares, se centraron más bien en perorar sobre los intereses comunes y, cuando salieron elegidos, todo se les volvió patria, país, sociedad. Y claro, les da corte que se sepa que no dicen a lo que están o que no están a lo que dicen. Esas cosas es mejor que sólo lo sepan los que lo tienen que saber.

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