El margen del más que cuestionable e innecesario desembarco de políticos y asesores de los mismos en Göteborg, con motivo de la promoción de las Hogueras en Suecia como parte de los compromisos de Alicante con la Volvo Ocean Race (a los Sánchez, Echávarri, Sepulcre, Castillo? sólo les faltó emular a José Joaquín Ripoll marchando al son de Paquito El Chocolatero como en aquellas históricas ediciones de Fitur, hoy bajo la lupa de los jueces), el fin de semana de la delegación alicantina en Göteborg ha servido también para que el alcalde lanzara un mensaje envenenado a los hoteleros de la ciudad por su oposición al Spring Festival de finales de mes en el Puerto. Entre grano y grano de arroz, y quizá animado por la dolçaina y el tabalet, Echávarri, al que en Suecia se le ha visto sonreír casi más que en Alicante en todo lo que lleva de legislatura, deslizó aquello de que admiraba a los hoteleros de Göteborg por su apoyo a los festivales de música que se celebran en los jardines de la ciudad y que dejan ingresos. Ni Lalo Díez, organizador del Spring Festival, lo hubiera expresado mejor. Un rejón en toda regla a los hoteleros de la ciudad con los que, en vez de tratar de trazar puentes, sigue enfrentado con esos mensajes a miles de kilómetros de la Explanada. Nadie discute ni los festivales, ni el Spring Festival. Aquí de lo único que se trata es de consensuar cuál es el mejor escenario en la ciudad y los empresarios y muchos agentes del sector turístico local, lo único que han trasladado al Ayuntamiento es que quizá no sea lo más idóneo que se celebre a doscientos metros de dos de los mejores hoteles, ni tampoco para los vecinos del entorno portuario afectados por los ruidos y la suciedad como en la última edición. Y alimentar el fuego -sirva el símil- desde Suecia no es lo más oportuno. Por cierto, en Göteborg no hubo ni un hotelero presente.
Todo lo que se haga para promocionar las Hogueras en los mercados emisores es excelente, como oportuno sería que desde Turismo se acercaran por Benidorm para captar visitantes a unas fiestas que, nos guste o no, no podrán tener nunca un poder de atracción como los Sanfermines o la Semana Santa sevillana, pero por qué no algo similar a las Fallas de Valencia. ¿No queremos pelear con Canarias por el clima? Eso sí, cuanto menos folclore y menos findes a cuenta del administrado pues mejor, a no ser que, por ejemplo, la exalcaldesa de Elche y hoy diputada, Mercedes Alonso, aprovechara el momento para vender el Misteri o el Palmeral. Si no, tampoco se entiende el viajecito.
