Es preocupante que en los dos GP disputados esta temporada se hayan repetido los lamentables sucesos que ensombrecieron las últimas carreras del pasado año en que un sector de la afición se ha cebado con Márquez y Lorenzo mostrando así su apoyo a Rossi. Esta situación ni puede ni debe continuar. El motociclismo tiene unos valores muy grandes como para unos ultras exaltados cuestionen la grandeza de esta deporte. Hay que poner fin a una situación que nunca debió llegar a los extremos que ha llegado y eso que estas dos carreras se han corrido en escenarios tan lejanos de España e Italia como son Catar y Argentina. Jerez está a la vuelta a la esquina y somos los aficionados que amamos las carreras y todo lo que representan los que hemos de decir basta ya que según parece ninguno de los pilotos implicados quiere coger el toro por los cuernos. Rossi es un fenómeno. Rápido, inteligente e implacable con sus rivales, pero por lo visto solo desea su título número 10 y no tiene en cuenta que esto no es más que una cifra. Giacomo Agostini es el más grande no por sus 15 títulos, sino debido a que siempre fue un caballero con sus rivales, como por ejemplo con Phil Read con quien mantuvo enconadas luchas en los circuitos y que incluso fue el que provocó su salida de MV Agusta. Hay que tener mucho valor para mantener el gas abierto trazando una curva a más de 200 Kms/h. pero el verdadero campeón es el que acepta el reto en la pista y luego es capaz de recuperar el control de si mismo. Algo que ninguno de los tres mejores pilotos actuales ha sabido hacer. Lorenzo evita mencionar directamente a Rossi; Márquez dice fatalista que estas cosas suceden porque el italiano tiene mucho poder mediático y Valentino sonríe y se lava las manos como Pilatos.