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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

La romería del asfalto

Llega la romería del asfalto. Reconvertida para buena parte de sus integrantes en macrobotellón. Ahí es nada. Si una romería del asfalto ya es de por sí un oxímoron, lo de la procesión de carritos repletos de bebida no tiene nombre. Pero por si fuera poco, todo esto se produce el jueves siguiente de unas vacaciones en las que han sido alteradas dos semanas lectivas, dos.

En Alicante, apenas hemos salido de las vacaciones de Semana Santa, Pascuas incluidas, llega un puente inaudito. El de la Santa Faz. Un festivo que, a efectos académicos, no nos engañemos, afecta a una semana completa. Por qué no se pasa de una vez la Santa Faz a la jornada dominical. Y es que a efectos académicos, insisto, el martes y el miércoles de la semana de Santa Faz son cualquier cosa menos un martes y un miércoles convencionales. Exactamente lo mismo que sucede con el Martes y el Miércoles Santo, días lectivos en los campus, pero sólo en teoría.

Hecha la ley, hecha la trampa, y como la postura de seguir dejando las cosas como están es la más cómoda, nadie dice nada. ¿Que un campus permanece al ralentí durante 3 semanas consecutivas, antes de la inminente recta final del curso? Todos callan. Todos «ganan». Aunque si los alumnos fueran conscientes de la pérdida de tiempo que supone en su formación tanta fiesta y tanta «paella», no creo que estuvieran tan contentos. Tal vez de mayores reparen en error.

¿Pero qué problema habría en trasladar el macrobotellón en que se ha convertido el evento al domingo siguiente? ¿Hablamos de los valores de la tradición? ¿Qué tradición pueden tener jóvenes cuyos padres y abuelos han nacido en los lugares más variopintos? Más todavía; no hablemos de sus padres, sino de los propios alumnos. En un campus como el alicantino, que supera los 30.000 estudiantes, y en el que sus alumnos capitalinos (nacidos y residentes en la ciudad) son una minoría, qué sentido tiene parar las clases durante una tercera semana por una fiesta local después de las dos de vacaciones oficiales.

No hace falta saber mucho de programaciones didácticas para apreciar que cuando un festivo corta una semana los contenidos a impartir se desbaratan. Un puente, por ejemplo, rompe por completo una programación. En cualquier carrera que se curse en Alicante puede haber asignaturas que se impartan en jueves y viernes que no se den en un mes. Y nadie dice nada.

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