Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde mi terraza

Luis De Castro

Ética y estética

Que la gente se muera, bien por causas naturales o sobrevenidas, es algo tan natural como la vida. Que muera un amigo, íntimo en el caso que me ocupa, no por ser inevitable deja de ser muy triste. En los últimos cuarenta años he tenido tres amigos íntimos y ya han desaparecido dos; hace unos meses fue José Antonio Peral, y esta semana nos abandonaba Joan Salvador Pérez Parra en su pueblo natal de Oliva. Generalmente se hacen semblanzas en los medios cuando alguna persona famosa, popular o muy conocida fallece, y creo que Joan (Juansa para los amigos) encaja en el último de los adjetivos, y por eso lo traigo aquí.

Juansa se instaló en Alicante a principios de los 70, recién terminados sus estudios de arquitectura con premio extraordinario, para ejercer aquí su labor profesional; y un buen día, enterado de que existía un grupo de teatro (ALBA 70) que organizaba representaciones de otros grupos o compañías, me buscó y se puso a mi -nuestra- disposición. Ya entonces intuí sus intenciones de potenciar la poco instaurada aquí lengua valenciana a través del teatro y de recitales de cantautores que se expresaban en dicha lengua. Más tarde llegó la puesta en marcha de la librería Set i Mig, su elección como presidente del Colegio de Arquitectos de Alicante, su participación en la junta de fundadores de la Asociación Independiente de Teatro y, finalmente, el accidente de tráfico en el verano de 1976 que lo dejaría parapléjico de por vida.

Poseedor de un cerebro privilegiado, capaz de leer en varias lenguas (incluido el griego), me atrajo por su postura ante la vida, tanto ética como estética, que mantuvo durante los cuarenta años que vivió esclavo de una silla de ruedas, con la difícilmente valorable ayuda y comprensión de su mujer, Amparo, que llevó la desgracia sin perder la sonrisa jamás. Ambos fueron apoyo y ejemplo para mí, permaneciendo a mi lado en los buenos y malos momentos, que de todo hubo. Su no fácil carácter se compensaba con un trato cálido y afectuoso que mantuvo hasta que el deterioro físico impidió una comunicación fluida con él, en el último año de su vida. En mi caso, para querer a alguien tengo que admirarlo; y yo le admiraba sobre todo porque pensaba, como Valle Inclán, que la ética es lo fundamental de la estética, esa estética llena de armonía tan característica en su herencia profesional. Se me fue el amigo dejando una sensación de paz que perdurará en el recuerdo.

Cambio de tercio. Nadie dijo que fuera fácil un gobierno municipal a tres bandas, ni nos aventurábamos a pensar que la vida municipal se viera alterada por conductas poco aceptables protagonizadas por dos concejalas y que, que si la sensatez imperara, conllevaría la dimisión de ambas. La primera en el tiempo fue Marisol Moreno, que por «bocazas» (permítaseme la expresión) alteró en dos ocasiones la vida municipal, con juicio y condena (aunque leve, una multa) en la Audiencia Nacional. Donde por estética debió existir dimisión no la hubo, olvidándose aquello de que a la mujer del César no le basta con ser honrada, debe además parecerlo. Y en estos días aparece el conflicto con otra concejala de Guanyar, Nerea Belmonte, acusada de conceder un contrato de menor cuantía a una empresa de su entorno personal. La señora Belmonte se ha negado a dimitir y ha sido expulsada del tripartito, pasando a la condición de «no adscrita» y constituyéndose en la llave que puede bloquear acuerdos al haber quedado gobierno y oposición con el mismo número de concejales: 14 cada parte. Y la paradoja consiste en que la situación es permitida por la Ley.

Lo cierto es que cuando ya creíamos haber dejado de ser carne de telediario, Alicante vuelve a estar en candelero por olvidarse los políticos de que la condición fundamental de todo servidor público para desarrollar su cometido es la ética. Pues ni ética ni estética son ni bandera ni seña de identidad en nuestra política municipal, a juzgar por los acontecimientos sucedidos en solo nueve meses de gobierno en la reciente legislatura. O no tenemos remedio o tenemos lo que nos merecemos, triste consuelo en ambos casos.

La Perla. «Mi vida de escritor no sería como es si no se apoyase en un fondo moral inalterable. Ética y estética se han dado la mano en todos los aspectos de mi vida». (Miguel Delibes)

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats