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Isabel Vicente

Los principios, por un acta

De todos los argumentos que ha utilizado Nerea Belmonte para no dimitir, me ha llamado especialmente la atención el de que «no retengo el acta (de concejal), me pertenece por ley», que esgrimió en la entrevista publicada en este diario el martes. La reflexión de la concejala no es nueva sino que la han defendido todos los tránsfugas que en este país ha habido, y no son pocos, por cierto. Olvida Nerea que es concejala porque forma parte de un partido, Podemos, al que se le llena la boca defendiendo las listas abiertas. Olvida que a ella no la votaron sino a la lista de Guanyar de la que formaba parte, y no precisamente en el número uno, y que por dignidad al partido del que forma parte y a su supuesta ideología debería haber dejado el acta e irse a su casa en el mismo momento en que su asamblea se lo pidió. Aunque en realidad, la hasta ahora concejala de Acción Social, debería haberse ido mucho antes: en el mismo momento en el que optó por seguir las prácticas del PP -¡ay la vieja casta...!- y gastó 17.000 euros en un gabinete de imagen propio, y de amiguetes encima, mientras en la zona norte no había dinero para que comieran los niños en los colegios. Pero no, ahí sigue, y con la llave del Ayuntamiento en sus manos. No quiere, dice, «ser víctima del juego de tronos interno en este ayuntamiento» pero, aunque afirma que va a mantener las directrices de Guanyar, apunta maneras para intentar hacerse con el Trono de Hierro. Ya veremos.

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