Los socialistas de la provincia de Alicante quieren presentar sus condolencias a nuestros amigos belgas por los terribles atentados perpetrados el pasado 22 de marzo en Bruselas a manos de desalmados, personas sin escrúpulos ni valores. Los socialistas, los hombres y mujeres socialistas árabes y amazighs de esta provincia, les negamos los valores, los principios, las razones, las causas y los objetivos políticos a los autores materiales e intelectuales de esta barbarie. No hay idea, ni fe, ni creencia, ni principio, ni proyecto vital o político que pueda justificar este tipo de acciones. Y por lo tanto, ni representan ni pueden representar a los hombres y mujeres de fe que profesan y rigen su vida por los principios religiosos del Islam. Es necesario por tanto, que comencemos a separar religión y atentados. Son más los miembros de la comunidad islámica en el mundo que se sienten pacifistas, que lo son y lo profesan, que aquellos que utilizan a Dios para generar dolor, miedo, injusticias y terror.

Nos genera vergüenza que unos pocos, que hablan en nombre de todos, hagan este tipo de actos violentos, salvajes y terroristas sin fundamento alguno. Es por eso que queremos transmitir nuestra tristeza, duelo e impotencia por lo sucedido. Nuestro corazón está avergonzado y dolorido. El conjunto de la comunidad socialista de la provincia se siente dolido porque en su espíritu internacionalista se siente muy unido a sus compañeros belgas; en la doble condición de socialista y árabe que muchos muestran con orgullo, se sienten heridos porque unos pocos hacen que la sociedad señale a todos o a la mayoría.

Condenamos totalmente cualquier acto violento en Europa, en Asia, África o cualquier otro continente. Todos somos habitantes de un lugar llamado planeta Tierra; todos somos de carne y hueso; todos somos iguales independientemente de donde vivamos o de nuestro color de piel. Nadie merece ser agredido por vivir en un sitio u otro. Este tipo de actos violentos del DAESH no tienen fundamento o justificación alguna. Lo hacen en nombre del Islam, aunque el Islam significa paz y nunca la guerra; significa justicia, significa tolerancia, significa construir y sumar y nunca destruir y restar, significa ayudar y respetar.

Ninguna religión ordena matar a seres inocentes. Cualquier religión prohíbe todo tipo de terrorismo protegiendo así la vida. Estos fanáticos no representan ni a los árabes y amazighs ni al Islam; es más, lo que hacen contradice todos los valores de la religión en que se argumentan. Por eso también condenamos los ataques violentos contra la mezquita de Madrid, cometidos el mismo día de los atentados por la noche por algunos fanáticos, xenófobos ultraderechistas que no saben diferenciar conceptos claros: terroristas y ciudadanos que procesan una fe.

Queremos advertir y alertar a toda la sociedad alicantina del riesgo de que este tipo de ataques alimenten el odio, la islamofobia y el racismo que es lo que básicamente quieren los terroristas del DAESH. Una organización compuesta por villanos que quieren dividir a la ciudadanía, sembrar el odio, la violencia y el miedo en la sociedad en la que vivimos; fomentar la islamofobia y barrer todo síntoma de convivencia. Quieren una sociedad con fronteras, una sociedad con miedos, una sociedad débil a la que puedan manejar.

Pero todos debemos hacer reflexión colectiva de qué queremos hacer con la Europa de valores universales que hemos creado en los últimos cuarenta años. La respuesta al terrorismo no puede ser continuar con el cierre de la frontera a los refugiados que huyen de lo mismo: del terrorismo. Un terrorista no va a poner su vida en peligro haciéndose pasar por refugiado, subiéndose a una patera, vivir en condiciones infrahumanas, con frío, lluvia y suciedad. Que no se culpe a los refugiados de esto porque éste es el horror del que huyen los refugiados sirios, el horror que enfrenta a libertad y opresión. El horror que enfrenta a ciudadanía y terroristas.

Debemos recapacitar del efecto que tienen las palabras. Y decir claramente que no se puede seguir confundiendo a los ciudadanos al hablar de «Estado Islámico». Estos no son ni forman un Estado. Son terroristas, ni son Estado, ni son islámicos, puesto que 90% de sus víctimas son musulmanas.

Los atacantes de Bruselas, París, Londres, Madrid, Estambul o Ankara quieren un Estado Islámico al que puedan manejar. Esa palabra fomenta la islamofobia, fomenta el caer en el error y odiar y juzgar a todos por igual. Se llaman DAESH, llamadles DAESH al igual que a Al-Qaeda se le llamaba Al-Qaeda. No les demos el gusto de que crean de que formarán un Estado opresor. No les pongamos alfombras y un libre camino para que las personas crean que esto es el Islam porque no lo es. Llamadles DAESH.

Ante momentos tan complejos, de tanta confusión, es necesario ser valientes, seguir luchando por la libertad y la democracia. No perder libertad a cambio de una seguridad ficticia. Aprender que la primera herramienta contra el terrorismo, como hemos aprendido los españoles tras 40 años de terrorismo etarra, es la unidad, la complicidad entre los hombres y mujeres de paz, y la cerrazón en defensa de la democracia.

Debemos tendernos la mano a la única receta que acaba con los extremismos: respetar, no prejuzgar, convivir de manera integrada, juntos, unidos y sin miedos. Es la única manera de hacerles llegar de que no van a fomentar el odio y la islamofobia en nuestra sociedad. No podrán con nosotros, no podrán con la libertad y la democracia. Alicante es un ejemplo de convivencia, un ejemplo de respeto mutuo. Un ejemplo de sociedad internacional, intercultural, interracial y multiconfesional. Alicante es un trozo de mundo de convivencia. Hagamos honor a sus propias características en nuestra lucha, la de todos, contra el terrorismo allí donde azote.