Como es sabido, cada 23 de abril se celebra el «Día Internacional del Libro», fecha fijada por la UNESCO por coincidir con el fallecimiento el día 23 de abril de 1616 de los escritores don Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616); William Shakespeare (1564-1616) y el inca Garcilaso de la Vega (1539-1616). Por cierto, que este tipo de celebraciones fueron una iniciativa nacida en España por Real Orden de Alfonso XIII publicada el 6 de febrero de 1926. Desde entonces, en diversidad de fechas y países, se vienen celebrando a nivel mundial. Este año es especial por coincidir con el cuarto centenario de tan extraordinarios citados escritores. El Reino Unido está rindiendo homenaje a Shakespeare, al igual que en nuestro país se considera 2016 como «El año de Cervantes», aunque los actos no parece que tengan, hasta ahora, gran solemnidad.

En el Siglo de Oro español la acertadísima pluma de don Miguel de Cervantes Saavedra también trató de la labor de los economistas dentro de la llamada «Escuela de Salamanca», la cual es considerada por Joseph Alois Schumpeter, en su obra Historia del análisis económico (1954), como iniciadora de la Ciencia Económica. La corriente de pensamiento «mercantilista» predominaba en los siglos XVI y XVII en los que vivió Cervantes y su agudeza e ingenio también se ocuparon de temas económicos. En nuestra patria surgieron entonces los «arbitristas», cuyo oficio era parecido al de los actuales economistas. Aquellos expertos ocupaban bastante tiempo en arbitrar fórmulas para resolver las cuestiones económicas y financieras de la Monarquía Hispana y solían remitir al Rey dictámenes, propuestas y memoriales para orientarle en su gobierno del Imperio Español. Estos memoriales no eran solicitados por la monarquía, pero ellos se los enviaban y en muy pocas ocasiones se les hacía caso.

Hasta tal extremo abundaron estos arbitristas que don Miguel de Cervantes Saavedra, en su novela ejemplar El coloquio de los perros, hace una chanza de ellos y los cita en la conversación que mantienen los perros Cipión y Berganza en la puerta del Hospital de la Resurrección de Valladolid. En sus jugoso coloquio el perro Berganza habla con cierta sorna de las recetas de un arbitrista al que conoció y pone en su boca la siguiente receta para evitar los males de una España en la que el gasto para mantener el Imperio y sus guerras era casi insoportable: «Háse de pedir en Cortes que todos los vasallos de su Majestad, desde edad de catorce a sesenta años, sean obligados a ayunar una vez en el mes a pan y agua, y esto ha de ser el día que se escogiere y señalare, y todo el gasto que en otros condumios de fruta, carne y pescado, vino, huevos y legumbres que han de gastar aquel día, se reduzca a dinero, y se dé a su Majestad, sin defraudalle un ardite, so cargo de juramento; y con esto, en veinte años queda libre de socaliñas y desempeñado. Porque si se hace la cuenta, como yo la tengo hecha, bien hay en España más de tres millones de personas de la dicha edad, fuera de los enfermos, más viejos o más muchachos, y ninguno déstos dejará de gastar».

Como puede deducirse nuestro «Príncipe de los Ingenios» hacía uso de su desbordante imaginación y cierta ironía para equilibrar el presupuesto de la monarquía española. Pero también nos daba metafóricas lecciones de política económica que pueden ser válidas en la España actual para conseguir unos presupuestos públicos más saneados.

Con este artículo no quisiera molestar a nadie, sino simplemente homenajear a uno de los grandes genios de la literatura universal, a quien no se le escapaba ningún tema y que, además, escribía en nuestro idioma. Igualmente traslado al lector la aceptación de que la «Escuela de Salamanca», coetánea a Cervantes, fue la creadora de la Ciencia Económica, investigando, estudiando y publicando temas sobre propiedad privada; dinero; valor; precios; tipos de interés y otros múltiples conceptos que hoy son de uso general. Los autores españoles más destacados fueron Francisco de Vitoria (1483-1546); Luis de Molina (1535-1601); Diego de Covarrubias (1512-1577); Martín de Azpilicueta (1493-1586), entre otros.

Loores a don Miguel de Cervantes Saavedra, a la Escuela de Salamanca, a nuestro país y a todo lo que hemos aportado a la civilización universal.