Tras los tristes atentados del pasado martes en Bruselas, acaecidos pocos días después de la detención del presunto autor de los atentados de París, los países europeos del entorno estamos poniendo las barbas a remojar, y eso que los españoles ya sufrimos una rasuración violenta hace 12 años. El atentado de Atocha por desgracia nos dejó el triple de personas fallecidas que a los belgas. No es cuestión tampoco de ponerse a ver quién exhibe más muertos sobre la mesa, porque el dolor en estos momentos es compartido o debería serlo, aunque se ve que los franceses despertaron más simpatías en las redes sociales. O tal vez sea que por desgracia nos estamos acostumbrando a la violencia yihadista en Europa.

Cualquier persona informada sabe la gran amenaza que supone el yihadismo para occidente. Sin embargo, no todos los partidos políticos españoles han firmado el pacto antiyihadista español, porque no lo han suscrito Podemos, PNV, ERC ni Democràcia i Llibertat. Los de Podemos dicen que no firman por discrepancias con el texto, pero mandaron un convidado de piedra a la reunión de ese pacto, convocada con carácter urgente tras los atentados de Bruselas. No entiendo por qué caemos en la trampa de invitar y compartir información con quien se ha negado a firmar el pacto en que se sustentaba la reunión. La pretendida lealtad institucional manifestada por Podemos con el Gobierno ante los atentados queda muy bien como proclama, pero el movimiento se demuestra andando. Y con el yihadismo no caben medias tintas. De otra parte, este partido no ha destacado precisamente por el respeto institucional, desde el intento fallido de Pedro Sánchez de ser nombrado presidente. Prueba de ello fue la última intervención de Iglesias en el debate parlamentario, hablando literalmente de chorradas de enamoramientos y poniéndole ojitos a un Sánchez preso de creciente cólera. Eso por no hablar de otras performances igualmente ridículas que desplegó este partido en el Congreso. No olvidemos que Podemos, fiel a sus postulados chavistas, también destacó por su ausencia de la presentación del libro de Lilián Tintori en Madrid, hace sólo unos días.

Los recientes acontecimientos en la política nacional están consiguiendo que los partidos se retraten, lo que a muchos ciudadanos puede abrirles los ojos de cara a la convocatoria de esas nuevas elecciones a las que, al parecer, estamos abocados.