A ritmo de Tarantino repasamos de una manera concienzuda, analítica y llena de rigor los emparejamientos de las eliminatorias de la Copa de Europa que va a enfrentar a los ocho mejores equipos del continente. El fútbol lo juegan sólo once contra once y con los pies, pero parece mentira la cantidad de millones que lo analizamos con la cabeza?

PSG-Manchester City: Que se note la chequera. Juntando los millones de uno y otro suman más que el PIB de varios países. La eterna rivalidad anglo-francesa, otra vez frente a frente. ¿Ibra o Agüero, Cavani o Silva, Di María o Sterling ? Los dos son igual de irregulares, imprevisibles e inconsistentes, capaces de lo mejor y de lo peor en el mismo partido, e incluso en la misma jugada. Se contraponen a sus entrenadores, que ni sudan, ni sienten, ni padecen, y son igual de intercambiables.

Bayern-Benfica: los alemanes son claros favoritos, aunque han perdido crédito y aún tienen el miedo metido en el cuerpo tras el tremendo partido al que les obligó la Juve, al que sólo pudieron tumbar al conocido grito de «a mí, Sabino, que los arrollo» (es lo que gritaba Guardiola en alemán, desde la banda) con los testarazos de Lewandovsky primero y de Muller después, con el tiempo ya cumplido. Según fuentes bien informadas, Pep ha dicho que si gana la Champions se la dedicará entera al entrenador de la Juve, Allegri, autor del más desafortunado cambio que uno recuerda en mucho tiempo al quitar a Morata del campo cuando estaba haciendo la actuación de su vida.

Barcelona -Atlético de Madrid: El ying contra el yang, el samsara contra el nirvana, dulce versus salado. No hay dos equipos más antitéticos en todo el continente. El que mejor ataca contra el que mejor defiende. El Atleti de Koke y de Griezzman te cuece y abrasa a fuego lento, y el Barça de Messi e Iniesta te obliga a que te quemes a lo bonzo. El fundamentalismo de Simeone contra la antipatía de Luis Enrique. No es un cruce, es el cruce de la eliminatoria.

R. Madrid -Wolfsburgo: al equipo blanco le ha salido la flor en el culo en esta edición. Primero, una fase de grupos suavecita. Luego un rival flojito, flojito como la Roma. Y ahora, el «temible» Wolfsburgo. Más tiempo para que sigan penando por la liga sin que los socios quemen el Bernabéu. Más tiempo para que Zidane espabile. Más tiempo, en fin, para Florentino. El Madrid está ya casi en semifinales, sin despeinarse, a la espera de su oportunidad. En años como estos, al Madrid hay que temerle más que nunca?