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Toni Cabot

Son lentejas...

Giro la mirada hacia Huelva y palpo la desesperación de una ciudad que prepara los pañuelos para despedir al Recreativo, ese decano al que ni su centenaria existencia parece propiciar piedad. Alzo la vista hacia Lleida y constato la irritación en torno a un club recién refundado que ya no paga nóminas. Miro de reojo a Reus y atisbo que ni su privilegiada situación deportiva sirve para cumplir con sus compromisos económicos. Escarbo en el recuerdo y doy con ese engendro llamado Huracán que ya no pertenece al mundo de los vivos... Hablamos de Segunda B, de miseria, de esa sombra que alcanza a Alicante con su Hércules, castigado, además, con el peso de losas que vienen de atrás. Y ya no suenan bien las milongas. Que nadie espere asiáticos de Singapur con la chequera en la mano, ni fondos de inversión británicos con fajos de billetes de 500 para repartir entre sabios visionarios que presentan proyectos sin un euro. Aquí hay lo que hay, lo único que se ve, que se ha visto y que se va a ver. Así que, a no ser que aparezca un milagro para salvar al club que fundó El Chepa de la desaparición y facilite la recuperación de los 18 millones de euros que en su día se prestaron, bien hará la Generalitat en tomarse en serio la única alternativa que en breve caerá encima de su mesa. Para empezar, de la reunión de ayer en el Ayuntamiento de Alicante se desprende que posiblemente todo hubiera rodado mejor si Echávarri y Ramírez se hubieran visto las caras antes para hablar claro y sin tapujos. Se podría haber caído en la cuenta de que si Bruselas apunta al Hércules como deudor, los 18 millones irán al saco del proceso concursal y, al mismo tiempo, liberarán los grilletes que el IVF tiene sobre un estadio que solo sirve para jugar al fútbol. Y si hay Rico Pérez, hay club. Por ahí se empieza. Así que a todos conviene comenzar a pactar un nuevo escenario que sirva para recuperar el dinero público y para facilitar la inversión de quien esté dispuesto a poner billetes de curso legal. Al final, todo es cuestión de compromiso, de voluntad de las partes para solucionar un problema que, regresando al fútbol profesional, tiene arreglo. Pero para ello hay que volver a ese suelo. Pónganse a ello, por favor. Así ganamos todos.

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