Después de años de predicar en el desierto y de estrellarse una y otra vez contra un muro, parece que por fin al Ayuntamiento de Alcoleja empiezan a abrírsele puertas y se perfila un futuro más alentador para la Base de Aitana. Las antiguas instalaciones militares han tenido que degradarse hasta llegar al borde de la ruina para que algunas instituciones se den cuenta de la tremenda irresponsabilidad que supondría dejar caer un complejo que podría suponer un auténtico revulsivo económico para la zona. La decisión del Campus de Alcoy de redactar un estudio de viabilidad confiere, además, seriedad a la iniciativa. Si al final el Ayuntamiento consigue su objetivo, habrá que tributarle un monumento que deje testimonio de lo que supondría una auténtica victoria de David contra Goliat.