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Antonio Sempere

A propósito del AVE

Foro a la vista. Aprovechando la próxima visita de la ministra de Fomento, Ana Pastor, para participar en unas jornadas sobre el AVE organizadas por este diario, permítannos dar nuestra opinión, nada favorable a las infraestructuras ferroviarias de la provincia de Alicante. En el uso de la libertad de expresión, y como usuario a diario del ferrocarril, discrepemos con razones de la versión oficial, esa que nos cuenta y nos canta las excelencias del AVE. Allá van algunas.

-El trazado final ha sido perverso para Alicante. Mientras que hasta hace tres años, sin AVE, Alicante y Valencia estaban a las mismas 3 horas y 30 minutos de distancia de Madrid-Atocha, como por arte de magia desde que se inauguró la nueva línea del AVE Valencia está a hora y media de Madrid, y Alicante a dos horas y media. Sin que nadie haya dicho esta boca es mía.

-Hubiese bastado con desdoblar (construir una doble vía) entre Alicante y La Encina para aliviar el cuello de botella generado por la vía única, los cruces entre trenes, logrando que los Alvia o los Talgo ahorrasen incluso media hora en sus desplazamientos por la vía convencional, a la misma velocidad que en el trayecto Alcázar de San Juan-Albacete. En los semáforos de Caudete-La Encina los trenes de grandes líneas han perdido minutos preciosísimos, demasiadas horas, demorando el viaje de los procedentes de Santander, Valladolid o Gijón en media hora.

-Las estaciones de Elda-Petrer, y sobre todo la de Villena, han sido expoliadas con nocturnidad y alevosía, quién sabe si hiriéndolas de muerte. Sin respetar en absoluto el principio inamovible de que el tren vertebra comarcas y aproxima a los vecinos de sus poblaciones cercanas con la capital.

-La estación de Alicante, conocida como la estación de hojalata, es una broma de mal gusto. Por contraste con lo que se debiera haber hecho, baste citar la estación de Málaga. Hace veinte años, tan vergonzante como la Alicante. Hoy en día, una envidia y un espejo en el que mirarse de cara al futuro.

-Que los responsables de las infraestructuras ferroviarias hayan consentido la inversión que ha supuesto el AVE antes de atender las necesidades de las líneas de cercanías entre Alicante, Elche y Murcia, tan tercermundista, muestra bien a las claras el desconocimiento de dichos responsables sobre el concepto de servicio público y les desautoriza a la hora de hablar de progreso y de bien común.

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