Estimado don Eleuterio: Esta semana he estado de viaje y llegué con la intención de comentarle algo que me había acontecido en un restaurante de la provincia de Segovia. Estábamos siete personas en la sala, repartidos en cuatro mesas y suena un teléfono, contesta la destinataria de la llamada y dice «Hola, Margarita, es que no tengo WhatsApp»; supongo que por esta razón nos mantuvo más de cinco minutos escuchando una conversación en la que hablaba, como si estuviera sola, de la solución a las humedades en una cocina, o al menos eso entendí.

Al llegar a casa en la televisión estaban dando el programa Pasapalabra, y uno de los concursantes cuando le preguntaban «empieza por la u: cortesía, comedimiento, atención y buen modo» pasaba palabra y, así, en tres ocasiones hasta que contestó ¡urbanidad! Eso me trajo a la mente la palabra que, en negación, define el comportamiento de la señora del restaurante, la falta de urbanidad que se demuestra cuando se habla en un local público por teléfono e incluso cuando de manera más o menos disimulada se conversa por WhatsApp.

Pero yo quería hablarle de cómo siguen las cosas en nuestra ciudad: pues como siempre, hechas un lío. Sigue la polémica de la apertura de los comercios en los domingos y festivos, habiendo entrado en liza CC OO, que asegura que la apertura total provocará paro en el pequeño comercio. No entiendo cómo trabajar más horas puede necesariamente generar paro, pero sus razones tendrán cuando lo dicen.

También ha aparecido en la prensa que el Consell pondrá a una empresa pública a gestionar la basura de la Vega tras el Brugal; esperemos que esta empresa pública no sea Vaersa o una copia de la misma. Mientras tanto, el alcalde afirma que hay voluntad de rescatar contratas «pero no salen los números»; no se esfuerce, señor alcalde, nunca le saldrán los números en un rescate de contratas y menos si lo contempla a medio y largo plazo.

Puede comprobar, don Eleuterio, que los gobernantes actuales tienen que hacer frente a muchos problemas y cada día más complicados. En el corto periodo en que estuvo de alcalde a usted también le tocó lidiar lo suyo con la demolición de las murallas, la mejora de servicios públicos y organizar una Junta de Socorro durante la epidemia de fiebre amarilla de 1870. Recordará, también, que tuvo que hacer frente al déficit fiscal, pues le informo que este problema todavía está sin resolver.

Hoy, don Eleuterio, quiero comentarle sobre la preocupación generalizada que tenemos los ciudadanos sobre la gobernabilidad futura de nuestro país. Aunque el éxito de la I República, que duró menos de dos años, es claramente descriptivo, usted estaba de diputado en Madrid. Y es todo un mérito que usted fuera ministro de Estado durante 20 días y de Gobernación durante 164 días, con tres de los cinco presidentes que tuvo la I República y más teniendo en cuenta que su partido entonces era el Partido Republicano Posibilista. Pero, en su tiempo se cesaba y nombraba al sustituto en el mismo día.

En España, don Eleuterio, tenemos un Gobierno en funciones desde el día 22 de diciembre, por lo que lleva 82 días y, hasta ahora, en este periodo democrático el tiempo más largo, en funciones, fue el anterior a la VI legislatura, en 1996, que duró 62 días. Tal y como están las cosas, es posible que nos pasemos más de medio un año, con un Gobierno en funciones, con todas las consecuencias derivadas en cuanto a valoración de país, a los efectos sobre las inversiones extranjeras, al prestigio internacional y a la disciplina constitucional, pues durante estos meses parece que nos hemos olvidado del problema de Cataluña, cuyos gobernantes autonómicos dicen que han empezado el proceso de desconexión, mientras siguen demandando al Gobierno central que les facilite financiación.

Ahora, don Eleuterio, en nuestro ordenamiento jurídico tenemos la figura del expediente de regulación de empleo (ERE), que es un procedimiento mediante el cual una empresa en una mala situación económica busca obtener autorización para suspender o despedir trabajadores. Una de las causas de suspensión del contrato de trabajo o reducción de jornada por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, o derivadas de fuerza mayor. Para el caso que nos ocupa, propongo que se aplique un ERE por analogía, ya que después de casi tres meses, los partidos políticos, siguen en tablas, o sea que no están produciendo nada más que inquietudes. ¿No considera que sería oportuno la aplicación de un ERE a los señores diputados y senadores?

Espero que esté contento, pues ayer cerró al tráfico su avenida, creo que para una jornada de apoyo a las asociaciones de mujeres maltratadas; sin embargo, ni para esto han sido capaces de ponerse de acuerdo las distintas concejalías y asociaciones de comerciantes. ¡País!

Bueno, don Eleuterio, hoy no le ocupo más tiempo, aunque como es domingo supongo que estará, como en los últimos domingos, aburrido en su pedestal.