Hace medio siglo Alicante era un referente mundial en motociclismo. Hoy, 50 años después, la situación por la que atraviesa este deporte, pese a la numerosa afición que existe, es tercermundista. No solo hemos dejado de ser un referente, sino que ahora -como diríamos en el argot motociclista- vamos doblados y con vuelta perdida respecto al de otras latitudes.

Sin ser agoreros, el porvenir pinta totalmente negro; abandonados totalmente por las instituciones y con una Federación Valenciana que ni está ni se le espera. El cierre del circuito de minimotos en el que el tetracampeón de España, Ramiro Blanco, ha estado formando como pilotos a niños de todo el territorio español, ha incendiado las redes sociales con muestras de apoyo a estas instalaciones por las que han pasado miles de alicantinos con edades comprendidas entre los 6 y 10 años. Ahora ha sido la Corporación Municipal la que ha puesto palos en las ruedas para que este deporte no avance, atascándolo donde más daño hace, es decir en la cantera. Pero no solo ha sido el Consistorio, hace escasas fechas la Diputación Provincial negaba el destinar una pequeña parte de su presupuesto para subvencionar en forma de becas a los pilotos de la provincia, tal como se hace en Castellón y Valencia, con lo que los alicantinos de las categorías inferiores compiten en desventaja respecto a sus rivales del resto de la Comunidad.

Atrás hemos dejado la época en que en Vistahermosa se celebraba la carrera más importante del mundo, e Ibi era una cita clásica y de las de mayor prestigio del campeonato de España de Velocidad primero y más tarde de Trial, o Elda estaba considerada como la capital nacional del Motocross. Hoy nuestro motociclismo languidece y las pocas instalaciones que existen no reciben ningún tipo de ayudas, todo ello a pesar de que la alicantina está considerada como una de las mejores y más numerosa afición, no solo de España sino también de Europa. ¿Qué futuro espera a nuestros jóvenes pilotos?

Prácticamente ninguno. A menos que sus padres dispongan de una cuenta corriente millonaria.

Mientras tanto, los aficionados auténticos seguiremos mirando con nostalgia un pasado no demasiado lejano y las autoridades cometiendo un agravio comparativo tras otro en el trato a este deporte con respecto a otros.