Tanto hablar y escribir y resulta que según el Barómetro de febrero del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), que se ha conocido esta semana, a la gente la «falta de Gobierno» tan sólo le preocupa al 1'4; o sea, que el personal se lo toma con mucha calma. Otros problemas presentan proporciones similares -para poder comparar- «los problemas relacionados con los nacionalismos (independentismo, Estatuto de Cataluña)», «la violencia contra la mujer» están entre los tres principales problemas para el 1'6%; o la administración de justicia para el 1,1%. No somos unos inconscientes, los problemas que más preocupan a la ciudadanía son, de largo: el paro (78%), la corrupción y el fraude (47,5), los problemas económicos (25,1). Lo primero es lo primero.

A pesar de todos esos problemas «¿en qué medida se considera usted una persona feliz o infeliz?» pregunta el CIS. Usando una escala de 0 a 10 en la que 0 significa que se considera «completamente infeliz» y 10 que se considera «completamente feliz», los españoles nos situamos en el 7,62 de media, que está mejor, tres décimas más, que hace ocho meses. Los que se consideran infelices - entre 0 y 4- suman el 3'9%; por debajo de 5 en torno al 11 %, que en julio superaban el 15%. Por encima de 5, los felices, son el 88,3% restante, casi un 4% más. Un 30% se dan un 9 o un 10, un sobresaliente en felicidad. Parados y pensionistas son los grupos que son menos felices. Los aspectos mas satisfactorios de la vida personal son la familia, la pareja, amigos, el tiempo libre y la salud, por ese orden. Es, también, el entorno en el que tenemos más confianza.

En los últimos seis meses hemos utilizado el teléfono móvil el 91%, seguido del whatsapp o similares con el 70%, correo electrónico el 56 y redes sociales virtuales un 46%. El barómetro recoge este mes la frecuencia e intensidad, en general alta, de utilización de las nuevas tecnologías. Pero tienen para nosotros un carácter sobre todo funcional, en comparación con las relaciones cara a cara consideramos que estas suponen más afecto, fidelidad, seguridad, intimidad, sinceridad, compromiso, confianza y comunicación. Además pensamos, más de la mitad de los encuestados, que con las nuevas tecnologías ha disminuido la protección de la intimidad, la comunicación entre padres e hijos, la influencia de los padres en la educación y el hacer cosas juntos; o de forma claramente mayoritaria, disminuye la comunicación en la pareja, las relaciones con los abuelos, mientras aumenta el conflicto familiar.

Según el Barómetro somos un poco más de izquierdas que el mes pasado, el 4'61 de media entre 0 y 10, dos décimas más a la izquierda por mes desde octubre. Este mes hay recuerdo de voto, pero no sondeo. Por eso aventuro mi pronóstico, si me lo permiten: si hay elecciones la proporción de votos entre izquierda y derecha sería similar (+/-2%) al de las últimas: 46,34% (PSOE, Podemos, Compromis, IU, y Mareas) y 42,65 (PP y Ciudadanos) y un 7,03 % los nacionalistas; el resto es para otros partidos. Ahora bien dentro de cada sector habrá trasvase de votos entre unos partidos y otros; esto es lo que yo vaticino también para el sondeo del mes que viene. Otra cosa es el número de escaños; si hay más candidaturas en la izquierda, obtendrán menos diputados aunque se mantengan los votos.

El pacto de gobierno puede cerrarse el 1 de mayo si, como sucedió en Cataluña, lo dejan para el último minuto. Antes hay un momento crítico en la primera semana de abril; me explico: en estos primeros días de marzo el CIS está preguntando a unos 2.500 entrevistados por su intención de voto, y los resultados los sabremos en la primera semana de abril. Tantos dimes y diretes, tanta rueda de prensa y las repetidas declaraciones, desmarques, contradicciones, tanteos, globos sonda de las negociaciones para formar Gobierno van a conocer en abril sus efectos en la intención de voto, alguno se puede llevar un susto y pasar el Rubicón a uña de caballo por lo que pueda suceder si se mantiene en sus trece. El Barómetro del CIS de marzo será el segundo aviso -el primero fue la investidura- que los ciudadanos den a los partidos políticos. El tercero y último sería en mayo y, si no hay valor para llegar a acuerdos, todos devueltos al corral de las elecciones.