¡Todo muy bien! Celebraciones, actos, proclamación de intenciones, lectura de manifiestos, fotos, ruedas de prensa..... ¡Perfecto! Pero después ¿qué?

¿Qué vamos a hacer para conseguir la tan ansiada igualdad entre hombres y mujeres? Para romper de una vez el reiterado «techo de cristal» que impide a las mujeres aspirar a puestos de poder real. Hemos de potenciar el empoderamiento de la mujer (empowerment).

¿Qué vamos a hacer para eliminar la injusta e inconstitucional «brecha salarial»? O ¿existe algo más injusto que desempeñar un mismo puesto de trabajo o actividad profesional y cobrar menos por el simple hecho de ser mujer? ¿Hasta cuándo la sociedad va a continuar soportando la discriminación por razón de género?

Debemos educar en igualdad desde la más tierna infancia. Es una tarea conjunta de toda la sociedad. Es necesario educar en total equidad a los niños y niñas de hoy puesto que serán los hombres y mujeres de mañana, los cuales regirán los destinos de las generaciones venideras.

Educar en igualdad es garantía de libertad y justicia.

Se ha de legislar para conseguir la conciliación y corresponsabilidad de la vida familiar, laboral y personal de mujeres y hombres. Hay que lograr la racionalización de horarios, así como fomentar medidas que concedan a padres y madres una mayor implicación en la educación de los hijos.

Elaboración de planes estratégicos de igualdad de oportunidades, planes municipales de igualdad entre hombres y mujeres.

Incentivar a las empresas para la contratación de mujeres, fomentar la formación y acceso al empleo. Incentivar planes de apoyo a la maternidad, con ejes de actuación como: prevención, ayudas durante el embarazo, ayudas postparto, seguimiento durante la maternidad y políticas que faciliten el acceso y reincorporación de la mujer al mercado laboral.

Creación de portales de información donde se unifiquen recursos para protección de la maternidad y desarrollo de ayudas estatales, autonómicas y locales de apoyo a la maternidad.

Destinar recursos y medios para asesoramiento especializado a mujeres, priorizando a las mujeres en riesgo de exclusión social y víctimas de violencia de género.

Resulta alarmante y lamentable, que en pleno siglo XXI estemos experimentando un incremento de comportamientos «sexistas» entre adolescentes. Cabe preguntarse: ¿Qué está fallando en nuestra «moderna» sociedad? ¿Por qué motivos parece que estemos retrocediendo a estereotipos arcaicos donde la mujer ha estado sometida a la «potestas» masculina?

Recordemos que la Constitución Española de 1978 proclama, en el artículo 14, el derecho a la igualdad y a la no discriminación, y en el artículo 9.2 preceptúa la obligación de los poderes públicos de promover las condiciones para que la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas.

La sociedad demanda que igualdad legal se convierta también en igualdad real. Se necesitan acuerdos y consensos a todos los niveles: judicial, político, económico, laboral, institucional, comunidad educativa, agentes sociales...

No basta con buenas intenciones, hacen falta medios, recursos, políticas paritarias, campañas de sensibilización, educación y verdadera voluntad de poner en práctica la equidad de género como un valor integrador de una sociedad libre y con vocación de futuro.

Es fundamental vertebrar la denominada transversalidad de género, fomentando estrategias eficaces para el avance en la consecución de la igualdad entre mujeres y hombres en las políticas públicas, eliminar desigualdades de género e impulsar tendencias de cambio social.

Resulta evidente que queda mucho trabajo por hacer y cada uno de nosotros desde nuestra capacidad y realidad más próxima, debemos contribuir a la plena equiparación de hombres y mujeres. Sería gratamente significativo que en próximos años ya no fuese necesario celebrar el Día Internacional de la Mujer porque ya hubiésemos hecho los «deberes» y alcanzado la tan deseada igualdad de género

¡Seguiremos trabajando para lograr dicho objetivo!