Cada vez es más frecuente la tendencia a pensar que la medicina occidental, tal y como la conocemos, no es la única que puede ayudarnos. Hay quienes creen que la utilización de fármacos es tan sólo una manera de tratar los síntomas, pero que el problema subyacente sigue sin solventarse.

La medicina ayurvédica, por ejemplo, plantea el camino de la autosanación, entendido como un método de auto-descubrimiento a nivel espiritual, físico y emocional. Se trata de una ruta que abarca todo el ser y es la base de la curación holística. Así es, al menos, como lo describe el Dr. Marc Halpern, uno de los pioneros de la medicina ayurvédica en Occidente.

Efectivamente, esta filosofía milenaria de la India, afirma que la salud está en manos de cada persona. Para sus seguidores, como Mireya Paz González, la nutrición constituye uno de los primeros pilares para sanar y prevenir enfermedades. Ésta ha de prepararse eligiendo productos frescos, evaluando los factores climáticos, y conociendo al tipo de persona que va a ingerirla, puesto que existen diferentes bio-tipos. Debemos conocer su calidad de vida, la relación intrafamiliar, las actividades diarias, físicas y profesionales que desarrolla, etc.

Pero los cambios en nuestra forma de alimentarnos han de ser paulatinos. Según Mireya los cambios bruscos provocan que el cuerpo se estrese, liberando cortisol y terminando por enfermar a causa de una deficiencia nutricional.

Los ayurvédicos otorgan una gran importancia a las especias, pues entienden que están llenas de energía curativa. Por ejemplo, en la actualidad, se están llevando a cabo investigaciones para medir los beneficios del uso de ciertas especias en el tratamiento de enfermedades. Así, trata de comprobarse la eficacia del eugenol, contenido en los clavos, para el tratamiento de cáncer de colón.

Otra alternativa a la medicina occidental es la espagiria, o medicina hermética, que pretende extraer de las plantas el espíritu o la energía vital para preparar tinturas y elixires medicinales. Según el espagirista Álvaro Remiro, «la vocación particular del ser humano es ser feliz, y sólo lo logra cuando manifiesta correctamente su vocación. Sin embargo, existen dos causas que impiden la realización del Ser: el miedo y el deseo: el miedo a manifestar lo que soy (por no ser aceptado) y el deseo de ser otra cosa que no soy. Este par hace que genere formas rectificadas de mí mismo que me alejan de mi esencia vocacional».

Alternativas, en suma, que pueden aportarnos algo más de luz.