Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Silvia Pérez Cruz compareció en Atención obras. Cayetana Guillén Cuervo habló de su voz que le recuerda a un fino cristal a punto de romper, pero que aguanta y aguanta hasta que al final, lo único que se rompen, escuchándola, son nuestras emociones. Silvia es la chica de moda. Presentará en Málaga Cerca de tu casa, la nueva película de Eduard Cortés. Y, acuérdense, esta versión cantada de Techo y comida, a pesar de llegar un año después, será bendecida por todos. Ríete de los hirientes 2.900 espectadores que vieron Techo y comida el fin de semana de su estreno.

Pero a lo que vamos. En las notas de prensa de RTVE citaron y anunciaron a Silvia Pérez Cruz tal cual. En castellano. Sin embargo, si miramos los carteles de sus actuaciones, la portada de su nuevo disco Domus, la palabra que aparece es «Sílvia», con tilde. La pregunta es la siguiente: ¿quién podría explicar el porqué de esta tilde, que es exactamente la misma que la tilde de «Sílvia Abril», la compañera de Andreu Buenafuente? La pregunta no es baladí. Estoy convencido de que más de 40 millones de españoles no sabrían argumentar bien, a bote pronto, los motivos gramaticales que justifican esta acentuación.

La cuestión, para mí, es más delicada de lo que parece. La música es el lenguaje universal y blá blá blá. Pero resulta que, al final, o somos palabra, o no somos nada. O somos lengua materna, o lo que deriva de nuestro intento de comunicar no es más que un pastiche. Sílvia Pérez Cruz, con tilde, actuó la semana pasada en Alicante. Y se le ocurrió preguntar, entre canción y canción, en qué lengua querían que hablara. Se armó la marimorena. A grito limpio, se rompió la magia. Y se cortó el hilo de cristal al que aludía Cayetana. Para que luego me digan que exagero con lo de la relevancia de la tilde.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats