¿Nos tenemos que conformar con el actual estatus de la economía? ¿Debemos resignarnos a lo que el actual mercado laboral nos ofrece a los trabajadores y trabajadoras? ¿Debemos elegir entre lo malo o la nada? ¿Deben, quienes gobiernan las naciones y autonomías, rendirse a las tendencias marcadas desde los espacios de poder económicos y, por lo tanto, asumir que cualquier esfuerzo para enderezar tal o cual rumbo será baldío?

Todos estos interrogantes, y muchos otros, tocan con insistencia a la puerta de nuestro pensamiento, movilizando la capacidad de reflexionar y determinando nuestra conducta a la hora de tomar decisiones, tanto a nivel personal como colectivo.

Evidentemente, la respuesta que cada uno de nosotros demos a los diferentes interrogantes expuestos es importante; la suma de respuestas y acciones a nivel personal han demostrado su capacidad también de romper y abrir nuevas tendencias. Pero para quienes tienen en la actualidad, desde cualquier puesto de responsabilidad que suponga la gestión de los recursos públicos y la gobernanza hacia la colectividad, ofrecer la respuesta adecuada se convierte en trascendental.

En la Comunidad Valenciana se ha producido un cambio de gobierno y de políticas. De un gobierno de derechas se ha pasado a un gobierno de izquierdas, en coalición, que ha demostrado que, en efecto, se deben cambiar las tendencias. Se deben, porque se está convencido de que se puede hacer.

La respuesta que desde el nuevo Consell se está ofreciendo es positiva y toma cuerpo en las diferentes iniciativas que se están tomando para impulsar nuevos rumbos y tendencias en el seno de nuestra economía y la activación del empleo. Con voluntad, con ilusión, con audacia, pero también con realismo y siendo conscientes de que nuestra Comunitat no es un planeta independiente y autosuficiente, y que también se la juega en un marco de una economía global cambiante y, en ocasiones, impredecible.

Pero hemos de tener clara una cosa: la mutabilidad y las consecuencias de lo impredecible, afecta más a las economías locales y regionales que no han sabido, o no han querido, implantar un modelo económico y social nutrido de valores como la sostenibilidad, la fortaleza innovadora de sus sectores industriales, o la formación y especialización de los trabajadores, entre otras cuestiones.

Y esto exactamente es lo que hemos tenido en la Comunidad Valenciana con los gobiernos del PP: unos gestores que marcaron una tendencia, que actuaron de manera miope e interesada a la hora de establecer su modelo económico. Y condenaron a una gran parte de los trabajadores de esta tierra a contar con un empleo bajo la promesa de que el tiempo del ladrillo y los grandes eventos son la única solución, y que este tiempo además se mantendrían indefinidamente hasta el fin de nuestros días. Y así, condenaron parte del presente y del futuro de muchos trabajadores a la situación a la que ahora se encuentran.

Y ante esto, no cabe la menor duda de que un gobierno comprometido con el cambio social y con el desarrollo personal y la felicidad de las personas, no puede ni debe quedarse de brazos cruzados.

Este reto es un revulsivo para que en el seno de las Cortes Valencianas, lugar de representación de los ciudadanos del que formo parte, se continúe trabajando en políticas comprometidas con el cambio de modelo productivo; con iniciativas que vuelven a poner el foco en la reindustrialización, en la recuperación, para volver a hacerlas útiles a los trabajadores y desempleados, de servicios públicos como el SERVEF. De hablar, de verdad y junto con ellos, de cómo hacer rentable personal y socialmente el emprendimiento o situar al cooperativismo y la economía social como una verdadera oportunidad para dinamizar la economía y crear empleo digno y estable.

Estoy convencida que no llegamos tarde para dar respuesta a todo eso. En ello se trabaja, en recuperar el tiempo perdido. También lo estoy de que la historia de esta Comunidad hubiera sido otra si, quienes nos han gobernado en estos últimos 20 años, no hubieran dejado casi a oscuras aquellos espacios de la economía que en otras comunidades y otros países sus gobernantes se esmeraron en dar luz y calor, y a los que la crisis ha golpeado en menor medida.

Por ello toca trabajar duro para recuperar lo bueno de esta tierra, la misma que fue abandonado por quienes nos han gobernado de manera negligente. No quepa duda de que vamos a dejarnos la piel en este reto.