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Francisco José Benito

Y al fondo el Ebro

Un invierno más, fiel a su cita, el Ebro nos ofrece desde hace quince días estampas que vuelven a ratificar su condición de ser el río más caudaloso de España y el menos expuesto a las sequías que asolan el sureste español desde los tiempos del Plan Badajoz. Crecida tras crecida, el río deposita en el Mediterráneo en los últimos quince días el agua equivalente a tres años de aquel trasvase del que se puso la primera piedra pero que se cargaron el presidente Zapatero y su superministra Narbona en aras de formar un gobierno estable en Madrid con la colaboración de los grupos catalanes que hoy vuelven a ser clave para Pedro Sánchez, el candidato socialista a la Moncloa. Pero con el campo alicantino al borde de un ataque de nervios por la situación del Tajo y el fallido trasvase Júcar-Vinalopó, hoy no se trata de hablar de política sino de una cuestión capital para la provincia de Alicante, la falta de agua, de la que los alicantinos no terminan de ser conscientes porque nunca les falta el agua para un buen arroz ni para la ducha diaria. Caudal que, sin embargo, es cada día más complicado conseguir. Dicen los que saben, y lo sufren, que todo se arreglaría cortando el agua del grifo una semana. Igual hasta tienen razón. Pero, mientras, los agricultores van quedándose cada día más solos. El Gobierno central del PP no tuvo agallas para recuperar el trasvase del Ebro cuando disfrutó de mayorías absolutas. No solo eso, ayudado por la sequía casi ha sentenciado el trasvase del Tajo. Y al Consell, al actual y al anterior, ni se le espera. La palabra trasvase les produce urticaria y ya se lo han dejado clarito a los propios regantes. Mientras, Josep Borrell, el único dirigente político socialista que demostró coherencia con el tema del agua en los últimos 30 años debe seguir tirándose de los pelos al contemplar escenas como las de ayer, con el Ebro llevando en Zaragoza un caudal cercano a los mil trescientos metros cúbicos por segundo. Multipliquen por mil y les saldrán los litros de agua que se van al mar. ¿Tan complicado resultaría derivar un 10% a la Comunidad Valenciana? No necesitamos mas. El Ebro se sale y en Alicante a dos de marzo y con las hortalizas de verano sin plantar porque tampoco se garantiza caudal del Tajo. Una maldición.

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