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Fernando Ramón

La próxima semana

Para Pedro Sánchez, en torno a los idus de marzo de la próxima semana se pueden poner en marcha todas las medidas que expuso en su discurso como candidato a la investidura para la Presidencia del Gobierno en el Congreso de los Diputados, si no fuera porque ni él mismo se cree que a partir del lunes que viene puede comenzar a firmar en el Boletín Oficial del Estado. Lanzó el guante para recoger todos los apoyos posibles, a excepción del de los diputados populares, ya que su discurso de casi 100 minutos supuso una enmienda a la totalidad a la política del PP y de Rajoy, esgrimiendo un sí o un no a éste como sinónimo de apoyo a su propuesta; intentó desgranar algunos aspectos del pacto suscrito con Ciudadanos para mayor escarnio de las filas podemitas, aunque, eso sí, obvió, pese a que lo tenía escrito en su discurso, la condición sine qua non de la desaparición de las Diputaciones, probablemente por las obvias heridas que genera entre los suyos; y acabó con una ratificación de la aritmética parlamentaria para dejar bien claro que no cuenta con los apoyos suficientes para alcanzar La Moncloa. Situación nunca vista hasta el momento que ni el propio candidato se crea sus propias posibilidades, tan optimista y tan convencido como se había mostrado hasta ahora. Cercanos como están los idus de marzo, la sesión de investidura pareció tener tintes similares al mal fario que los romanos otorgaban a esta fecha habida cuenta de todas las convergencias negativas que habían confluido para que los autores del asesinato de Julio César perpetraran su magnicidio. Dando por sentado el fallido intento del candidato socialista, a partir de la próxima semana se abre un nuevo escenario, una nueva negociación, una cuenta atrás para conocer si tendremos que votar de nuevo el 26 de junio o si se alcanza algún pacto que lo evite.

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