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Albert Rivera lo tiene claro

Mes y medio antes de las elecciones generales del 20 de diciembre, me desplacé hasta Cartagena para entrevistar a Albert Rivera, líder de Ciudadanos. En aquel momento era la gran «vedette» de la campaña más incierta en las casi cuatro décadas de democracia. Las encuestas le situaban como una alternativa real a la hegemonía del PP en el espacio del centro-derecha, algo que después, sin embargo, no se consumó. Rivera tenía su discurso interiorizado y estructurado. Completamente controlado. Supo responder con aplomo y seguridad a todas las preguntas «tirando» de un argumentario que conectaba directamente con el corazón de un electorado que, descontento con la corrupción y la gestión del PP, buscaba otras opciones.

No cometió ni un sólo fallo hasta que la conversación llegó a un punto para el que su argumentario no tenía prevista una respuesta. Y cuando uno no puede recurrir al discurso que ya tiene preparado, entonces suele brotar la verdad. Pregunta: ¿Cómo piensa resolver el déficit de financiación de la Comunidad? Hasta en tres ocasiones, Albert Rivera rechazó que los valencianos estuvieran «a la cola» en un reparto de la financiación que a la Generalitat le ha supuesto dejar de ingresar, de acuerdo a los informes de los expertos de las Cortes y de los empresarios, unos 15.000 millones. Casi la mitad de la deuda con los bancos que tiene registrada el Banco de España estaría vinculada al expolio que sufre la Comunidad en la distribución de los fondos que llegan a las arcas del Consell desde Madrid.

Los dirigentes autóctonos de Ciudadanos se apresuraron a intentar «salvarle» la cara a su líder a sabiendas de que, en ese momento, el maltrato del Estado a los valencianos ya se había convertido en un punto clave de la agenda política y con un notable recorrido. La formación de Albert Rivera pudo enmendar después esa imagen en la cumbre convocada por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para cohesionar un frente común que plante cara en Madrid. Darle visibilidad a lo que el jefe del Consell define como el «problema valenciano». Ciudadanos se apuntó a la «foto» con el resto de partidos. Ese movimiento sumado a la marcha de Carolina Punset al Parlamento Europeo apuntaba a rebajar el tono con un discurso de corte más moderado.

La negociación del conato de investidura de Pedro Sánchez, contactos en los que Ciudadanos ha actuado como socio preferente de los socialistas, volvió a reactivar ese debate. El PSOE intentó «in extremis» atraerse, entre otros, el voto de Compromís -la formación de Mónica Oltra- con un documento que incluía, aunque de forma genérica, la oferta de cambiar el modelo de financiación teniendo en cuenta la situación de la Comunidad y abrir la vía para condonar la citada «deuda histórica» asumiendo el Gobierno los préstamos del rescate endosados por Montoro durante los últimos años al Consell. Pero, a renglón seguido, Miguel Gutiérrez, secretario del grupo parlamentario de C's en el Congreso, cortó por lo sano la maniobra: condicionó todo el acuerdo con los socialistas a que no se le pague a la Comunidad ese déficit de financiación de 15.000 millones de acuerdo a la propuesta de Sánchez a Compromís, una de las formaciones a las que C's ataca con más dureza. Sin argumentario, volvieron a decir la verdad. Y, por mucho que los «jefes» territoriales de Ciudadanos salieron a intentar justificarse con otra batería de excusas para capear el temporal, lo cierto es que Albert Rivera lo tiene muy claro: vuelve a quedar «retratado» en la Comunidad.

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