Al explicar el proceso de nombramiento del Presidente del Gobierno, advierto a mi alumnado que no confunda «investir» con «embestir». Bueno, pues año tras año, y pasan ya de veinte, el error se repite. Sólo que esta vez, en lugar de corregirlo, quizá lo tenga que dar por bueno, pero en referencia a los contenidos de los pactos respecto de los derechos de las mujeres y del avance hacia una igualdad real y efectiva. Los pactos suponen una embestida patriarcal.

El pacto (al que nadie ha prestado atención) referido a la composición de las 17 Comisiones Permanentes Legislativas del Congreso ha tenido como resultado que sólo una de ellas (la de Igualdad) sea presidida por una diputada. Es llamativo si tenemos en cuenta que se trata de la legislatura con más diputadas en nuestra historia constitucional. Este pacto da una medida de lo que importan la igualdad y los derechos de las mujeres a quienes están negociando para la investidura de Presidente del Gobierno. En este sentido, el pacto firmado el miércoles por el PSOE y Ciudadanos es impresentable. Todavía no se había secado la tinta de las firmas de Sánchez y Rivera en el documento y la formación naranja (que no ha destacado, precisamente, por la defensa de la igualdad, sino más bien todo lo contrario) ya estaba difundiendo mensajes intencionadamente confusos sobre la violencia machista hablando de «violencia intrafamiliar». La redacción sobre los permisos de maternidad y paternidad («aporte» de Ciudadanos) es una tomadura de pelo y las «reservas» de ese partido sobre la regulación de los vientres de alquiler y la custodia compartida como régimen general en casos de separación o divorcio son toda una declaración de intenciones. No da esta columna para descender al detalle sobre el contenido del documento, pero sí destacaría algunos aspectos. Uno es el referido a la ausencia de la transversalidad de la perspectiva de género en todo el texto: ¿acaso no es relevante la igualdad para la economía, el empleo, la educación y la cultura o para el posicionamiento en asuntos que se dirimen en la Unión Europea? Otro aspecto se refiere a la vacuidad del contenido de lo que han titulado como «pacto social, político e institucional contra la violencia de género»(p. 41). Sólo estas cuestiones ponen en evidencia que ni siquiera hay intención de cumplir con la normativa ya aprobada desde hace más de una década hasta la fecha y que, salvo algún aspecto puntual, no se ha aplicado. Y tienen la desfachatez no sólo de ponerlo por escrito, sino de poner que van a cumplir menos de lo que la normativa vigente prevé. Inadmisible. Sinceramente, como mujer, entre que me ignoren o que me tengan en cuenta sólo para insultarme, prefiero lo primero.