Si hay una ocasión única para disfrutar de los mejores momentos de mi tierra es, sin duda, la noche más bonita de cada año para esta casa, la casa en la que escribo y que me resulta entrañable, amiga, querida y sobre todo llena de compañeros que adoro, porque, entre otras cosas, dedican sus horas y su vida a «aguantar el tipo» informando diariamente a todos de cada rinconcito, alma, cosita o aventura o detalle de esta provincia y esta comunidad. La Gala de los IMPORTANTES es, sin duda, desde que era pequeña, esa noche de emoción entre los míos, y de reencuentros. Gente a la que no ves en meses y a veces hasta años, de repente, se chocan contigo entre los asientos de asistentes, o con la clásica y rica copita de vino y «fruslerías» varias que nos dan en el hall del ADDA. Recuerdo cuando, hace unos cuantos años? empecé a asistir con mi papi. Por entonces era política y arqueóloga (digamos, por resumir, que no me he aburrido jamás en esta vida...), y concejal en la oposición. Aprovecho para contar a los lectores que por entonces conocí a mi queridísimo Paco Esquivel, por aquella época director del periódico, y que me había dedicado una de esas «dolorosas», así las llamábamos a sus columnas de los domingos y más días en página izquierda de editorial. Cada mañana en aquel grupo municipal te levantabas diciendo? «ooh dios mío, genial!... hoy no me ha tocado a mí...» jejeje. Pues a mí sí me tocó, una y gorda. Y todavía recuerdo cada año cuando paso por este hall del orgullo de ser parte de la provincia y de, fíjate por dónde, esta casa que es el INFORMACIÓN, aquella «dolorosa». Se llamaba «Elsa se los mesa», por los cabellos vamos que, al parecer, en mi curiosa y agitada juventud me tocaba sin parar mientras discutía en los plenos y miraba de reojo a Ángel Luna, Diego Such, Pedro Romero, Alejandro Bas o al mismísimo y ya tristemente desaparecido Bernícola. Pero lo mejor, es que hoy, después de tantas aventuras, puedo contar que después de esa «dolorosa» encontré a un gran amigo hasta hoy, un señor como la copa de un pino y una divertida anécdota que fue las gracias, con detalle incluido, que le di personalmente por esa columna tan genial, porque la verdad, hasta yo me reí de mí misma cuando me la desayuné (obviamente con llamada a mi casa de hasta el apuntador? que en los partidos somos así de «cariñosos» con nosotros mismos). Pues este jueves volví a pensar mientras veía a mi buen compañero Carrasco (así lo llamábamos en clase cuando compartíamos pupitre de bachiller) recoger ese pedazo de premio por ser un genio de perfil NASA, que qué sería de nosotros si no tuviésemos una casa a la que volver. Un hogar que te recuerda tu infancia, tu adolescencia, tu juventud y tu vida. Luis Ivars, Julio Sánchez de Energy, Toño Arias (Vectalia), Martín Sanz y yo qué sé? políticos amigos antes que políticos como Gerardo Camps (del que me siento orgullosa, pese al que le pese y con un par...), vecinos como Santi Lumbreras (su mujer Coco es también parte de mi vida desde hace lustros), amigos en general de la infancia, Antonio Vivo, Lola Peña, Joaquín Ripoll (también amigo querido junto a Margarita, y en público), profesores de mi vida, y toda la plantilla de profesionales de la prensa con Pepe Soto a la cabeza (qué tiempos Pepe? hemos pasado hasta hoy?) y así hasta el precioso vestido de la presentadora, Cristina Martínez y muchas conversaciones sobre Juan Vidal, Hannibal y sin duda sobre todo del gran descubrimiento para mí de Alicante, Emilio (de la Morena claro...) que me ha devuelto la fe en la gente que cree en la magia y los sueños desde donde esté, con Sara Montiel besando, y mucho, mientras «mira la vida pasar» y sueña con que Alaska uno de estos días nos cante en directo «mil campanas». Feliz domingo y más feliz en mi tierra con todos.