Quiero, públicamente, dar las gracias a Alejandro Sanz por el gesto que tuvo el otro día contra la violencia en general y muy especialmente contra las mujeres. En pleno concierto, a mitad de canción, se calló y comenzó a gesticular hacia el público. Bajó el micrófono, intentó quitarse la guitarra, descendió del escenario y sin dejar de gesticular y de hablar, se dirigió hacia la derecha del patio de butacas. En un vídeo que encontré en Youtube se podía ver a un hombre que le contestaba y que señalaba a una chica que tenía delante. Más tarde Alejandro Sanz explicó que no podía soportar la violencia y menos cuando esta se dirigía hacia las mujeres. «No soporto que se maltrate a alguien y mucho menos a una mujer, a la mujer no se le pega», recalcó con firmeza a la vez que se disculpaba por la interrupción del concierto.

Muy bien Alejandro, eres un valiente. No todos somos como tú. Lo normal es que se mire hacía otro lado y se considere que son discusiones privadas, sin analizar que pegar a una mujer no puede formar parte de la privacidad de una pareja. La violencia trasciende de esa privacidad pues afecta a la sociedad entera. Nos afecta a todos. Y nos afecta de tal manera que por este tipo de violencia, supuestamente privada, llegamos a ser asesinadas. Este año ya han muerto once mujeres a manos de esos delincuentes cobardes que dicen amarlas.

No es suficiente que existan campañas contra la violencia de género, es necesaria la implicación de toda la sociedad, especialmente de los hombres y si estos son famosos mucho mejor. No basta con que salgan en un spot publicitario diciendo «no a la violencia» sino que, como Alejandro Sanz, se mojen en su vida y lo hagan incluso en su trabajo, en sus ratos de ocio y que lleguen a señalar al maltratador y lo expulsen de su entorno. Ese debería ser el fin de los maltratadores: la vergüenza y la soledad y el rechazo de todos los que le rodean.

Es un problema muy grave, un problema que ninguna ley puede erradicar. En efecto, de la misma manera que el Código Penal no erradica los robos, ni el tráfico de drogas ni tantos y tantos delitos que se cometen en nuestro país, la ley de violencia de género tampoco ha erradicado la violencia contra las mujeres y, de rebote desgraciadamente, contra los menores. A pesar de que se hayan aislado conductas y se hayan penado severamente, lo cierto es que la violencia sigue existiendo y los asesinatos no disminuyen.

Sinceramente creo que todo se basa en la educación, por lo que la tarea en los colegios debe ser continua. Deben impartirse clases sobre igualdad y charlas que expliquen a muchos chavales que conviven con la violencia que lo que están viviendo no es lo normal sino todo lo contrario. No podemos permitir que nuestros niños reproduzcan en un futuro la violencia que vivieron en su infancia.

El gesto de Alejandro Sanz, su actitud, su más que patente rechazo a esa violencia, sus palabras tan contundentes han sido un revulsivo de un valor inestimable.

¡Muchas gracias señor Sanz!