Ninguna ley ha sido impugnada ante el Tribunal Constitucional en la historia de la democracia española tantas veces como la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Y siempre se ha declarado ajustada a la Constitución. Ello no es óbice para que siga poniéndose en cuestión constantemente, y en especial cada vez que una mujer es asesinada sólo por el hecho de serlo. Ahí los machirulos (y sus colaboracionistas) entran en tromba a hacer comentarios a dichas noticias denunciando no sólo que es una ley discriminatoria para los hombres sino que hay un complot feminazi que consigue que se silencien la cantidad de hombres asesinados (que, curiosamente, siempre son 30 al año y en dicha cifra se incluyen hombres asesinados por hombres y niños asesinados por sus padres). Por más que te esfuerces explicando que tratar jurídicamente igual situaciones desiguales sólo genera más desigualdad, lo que se niega es la mayor: pero si ya hay igualdad entre mujeres y hombres, así que tan condenable e igualmente perseguible y con la misma pena deben ser las conductas violentas de hombres contra las mujeres como las de mujeres contra hombres. Claro, machotes, ya hay igualdad porque la cultura milenaria patriarcal desapareció de un plumazo cuando se redactó el artículo 14 de la Constitución ¡Magia!

Mañana es el Día Europeo por la Igualdad Salarial para denunciar la brecha que al respecto existe todavía entre mujeres y hombres. En las noticias y artículos que se han ido publicando al respecto, basados en estudios de las más variadas instituciones que constatan su existencia, es tan penoso como frecuente ver vuestros comentarios alegando que se trata de datos manipulados y que es un montaje del «lobby feminista», aunque dicha desigualdad la pruebe hasta el mismo FMI, que tiene de feminista lo que yo de monja ursulina (sin ánimo de ofender sentimiento religioso alguno, no me vayan a denunciar).

Hay algo, sin embargo, sobre lo que habéis guardado un silencio sepulcral. Me refiero a la noticia de ese tipejo detenido esta semana que había creado en internet un perfil falso de su ex novia en internet en el que invitaba a los hombres a que la agrediesen sexualmente. Esa mujer pudo evitar la violación pero sólo ella sabe el miedo que pasó cuando fue perseguida hasta el portal de su casa por más de un tipo. Bueno, ese miedo lo experimentó ella y lo experimentamos todas (o casi todas) las mujeres en algún momento de nuestras vidas ¿A que eso a vosotros no os pasa? ¿Podríais defender una inversión de papeles con similares consecuencias? No, claro que no. Entonces ¿cómo os atrevéis a negar la existencia de la desigualdad y de su manifestación más violenta?