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Sorpasso

En este por minutos cambiante panorama político parece que hace un millón de años luz que se celebraron las elecciones generales. Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que es posible que la forma como se pronunciaron los españoles en las urnas tenga poco que ver a como lo harían en una hipotética nueva cita con las urnas. Los casos de corrupción que asolan al PP, en primer término, y la plataforma en la que se han situado Pedro Sánchez y Albert Rivera -tras desistir Mariano Rajoy de intentar formar gobierno y también por las líneas rojas que de forma apresurada y poco reflexiva puso y está poniendo Pablo Iglesias a un gobierno de centro izquierda son los elementos que más incertidumbre han introducido a la hora de intentar pronosticar cómo se comportarían los votantes si fracasara el actual candidato a formar gobierno por un «no» a su investidura pese a presentarse ante los diputados del Congreso con un acuerdo avalado por socialistas y Ciudadanos, que es en estos momentos lo que parece más probable. De tal magnitud son las «ondas gravitacionales» que están sintiendo los votantes que me atrevería a decir sin miedo a equivocarme que el último CIS conocido era papel mojado antes incluso de ver la luz. Si de lo que se trata, como parece, es de jugar al interés propio frente al interés general, deberían las principales fuerzas políticas españolas ser capaces de captar estas «ondulaciones del espacio-tiempo» antes de arrojarse en los brazos de las urnas no vaya a ser que el sorpasso de Podemos al PSOE termine siendo de Ciudadanos al PP y que el voto útil que aspiran a captar los populares en una nueva convocatoria electoral acabe en la cesta socialista. Los científicos han tardado cien años en demostrar la predicción de Einstein, en política los aciertos y los errores tienen constatación casi inmediata.

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