Al actual secretario general del PSOE en Alicante, Gabriel Echávarri, su partido lo presentó como candidato a la Alcaldía para perder las elecciones y a sabiendas de que si por esas carambolas de la política fuera investido alcalde lo sería solamente para figurar y no para ejercer como tal. Es, pues, un hombre de paja. Un ninot de relleno en esta falla municipal en la que se ha convertido el tripartito que gobierna la ciudad.

El «carrerismo» político de Echávarri comienza cuando lo colocan en las listas para ser diputado en la anterior legislatura y sale elegido por su circunscripción. A partir de ese momento, y teniendo como vecino de bancada al actual secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, de quien copia la personalidad de su fonética, es propuesto para la secretaría general en Alicante y más tarde como cabeza de lista en las últimas municipales. Sin más mérito para ello que la obediencia debida al sector más reaccionario de su agrupación, que como todo el mundo conoce está formado por una camarilla de viejos y antiguos jefes de negociado. De ahí el pésimo resultado que este centenario partido de obreros viene obteniendo una y otra vez en los sucesivos comicios electorales.

De esta forma de selección, donde el más bobo tiene oportunidades si se le incluye en una lista cerrada y propia de partidos que ejercen un fuerte control sobre la militancia, no se puede esperar gran cosa, ya que los elegidos no obedecen a un mandato directo de los ciudadanos sino a complacer los intereses partidistas de la fuerza política a la que pertenecen y a las elites que la conforman.

La falta de liderazgo de Echávarri, su inactividad, indolencia e inoperancia, sin una directriz política digna de señalar, le convierten en el ninot que les adelantaba anteriormente. Su risueño socio en el gobierno, Natxo Bellido, se esmera en hacer de ama buena, pero tal es su empeño que no hace otra cosa. Y así nos encontramos con una ciudad sin proyectos, sin financiación, una ciudad a la que el amiguismo político del Partido Popular arruinó y que ahora camina sin saber a dónde de la mano de un tripartito que solo se dedica a pavonearse en el poder municipal.

A propósito, si alguno de los del tridente tiene algo de mérito éste sería el vicealcalde, Miguel Ángel Pavón, alcalde de facto y el único que tiene ideas claras de lo que quiere al mantener cierta coherencia en sus propuestas. Verdadero titiritero del cambio político que prometieron a las masas indignadas. Con él si sabemos que nos subirá los impuestos, que rescatará las contratas privatizadas para municipalizarlas, que mantendrá endeudado al consistorio sine die, que impone las ordenanzas y que conoce como nadie el papel que pueden ejercer algunos ineptos de la política.

Si las formaciones del PSOE y Podemos logran formar Gobierno en España, no veríamos con malos ojos que nombrasen al actual alcalde de Alicante para una dirección cualquiera en Madrid y fuese Pavón el regidor que esta ciudad necesita. Estamos seguros que en algo avanzaremos.