Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Francisco Esquivel

El reflejo en la cara

Si tendrá libre la agenda Mariano, que ha aceptado quedar con Pedro un viernes por la tarde. El personal huye de organizar algo en el pórtico del finde porque, a esas alturas, intenta desconectar e irse al cine, picar con los amigos o montárselo donde se le antoje. Pero Rajoy, de cine no es que esté y, amiguitos, lo que se dice amiguitos tiene a una parte muy representativa en la trena o rondándola. Así que no es extraño que acepte hasta la invitación de Sánchez antes de que empiece la jornada futbolística.

Es que «para hacer en España lo que Matas hizo en Baleares» como prometió en el momento en que fue a perder las elecciones con Zapatero, no es hora porque las acciones desplegadas por su formación a lo largo de los últimos tiempos superan con creces las catapultadas por el hoy en día icono de Nóos. Y si no la superan, en absoluto la desmerecen. El testimonio del queridísimo prócer balear en el proceso al que están siendo sometidas aquellas virguerías ensalzadas delatan los juegos que Urdanga se traía entre manos dejando otra vez la sombra alargada del suegro en la trastienda de la historia. Y todavía se ofende el comité central de Génova porque al rey se le ocurra entregar las llaves para intentar desbloquear el tomate institucional a los otros. Tiene mandanga. Valorando que Rita no ha abierto la boca aún y que por su demarcación anduvo también el cuñado, es lo único que le hace falta al monarca: que se les renueve el contrato. Ellos mismos, los mayoritarios, deberían darse cuenta de que no están para hacerse cargo de la competición. De ahí que Rajoy no quede con la exalcaldesa y que ni la deje salir. Con el reflejo de los Rus, Carlos Fabra, Paco Camps y la ínclita, a lomos de los cuales ascendió a los altares, no necesita más. Bueno, sí, vaciar por completo la agenda. Pero no pasa nada, presi. Enseguida vuelve la Champions.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats