Señor Marzá, he leído y releído la entrevista que usted concedió al diario INFORMACIÓN y que fue publicada el pasado domingo 7 de febrero. En la conversación que mantuvo con el redactor del periódico, hizo un repaso a los primeros ocho meses al frente de la educación en la Comunidad Valenciana. Nos habla de su nuevo mapa escolar, de la creación de 124 centros , de la eliminación de barracones en otros 116. Valora positivamente la «xarxa de llibres», al igual que el adelanto de la escolarización gratuita a los dos años en centros públicos. Continúa su entrevista adquiriendo el compromiso de reducir la ratio de las aulas valencianas y muestra su seguridad al defender la reimplantación del distrito único. Y acaba su entrevista hablando del futuro y de su política lingüística.

Tengo que decírselo, me pareció emocionante a la vez que esperanzador, hacía tiempo que no teníamos un conseller de Educación que hablara con tanta claridad y sentido común. Creo entender de que sus declaraciones que estas serán las líneas de actuación en educación para los próximos cuatro años; pero, «siempre hay un pero», no vi en su exposición ni un atisbo, ni un pequeño destello de cuál será su proyecto educativo para los niños con Necesidades Educativas Especiales y Permanentes. No mencionó nunca las aulas específicas en centros ordinarios, ni en los antiguos ni en los de nueva creación. Aulas específicas que, como sabe, garantizan la integración, la socialización y la inclusión en el sistema educativo de niños, niñas y adolescentes con graves patologías, los que vienen a ser los «dependientes» del sistema educativo. Quizás fue un olvido, quizás las preguntas estaban pactadas, quizás dos hojas de periódico no dan para más o lo que es peor quizás ha preferido, al igual que sus antecesores en el cargo, obviarlos, mirar para otro lado y meterlos en uno de los cajones de su despacho a la espera de que la bonanza económica le permita atenderlos, y mientras tanto que aguanten.

Igual no sabe de lo que hablo, y no le culpo de eso, la Vega Baja desde donde le escribo está muy, pero que muy lejos de Valencia. Es por eso que quiero invitarle a que venga, puede acompañarlo su secretario autonómico el señor Miguel Soler que me consta, conoce la zona; repito, les animo a que vengan y vea cuántas, dónde y cómo están las aulas específicas en los centros ordinarios de nuestra comarca y después hablamos de justicia, dignidad, igualdad, felicidad, libertad de elección y de otras tantas buenas intenciones que adornan su entrevista.

Ya para terminar, le diré que hace unos días, en cartas al director de este periódico, María, al ver que habían cambiado el cartel del límite provincial, se preguntaba si Alicante perdía terreno a favor de la Región de Murcia. Le confesaré que si por mi fuera y por la dignidad de mi hija, hace tiempo que habría colocado el límite entre comunidades en Crevillente. La Vega Baja pertenecería a Murcia donde los discapacitados son ciudadanos plenos y no tienen que mendigar para que se les reconozca sus derechos. Limosnear, pedir favores, es lo que hemos hecho mi pareja y yo desde que nuestra hija, hace doce años, se topo con el sistema educativo valenciano. ¿Cansados?, algo, pero no dude, seguiremos atentos, seguiremos peleando; al fin y al cabo somos y siempre seremos la voz de nuestra hija. Ojalá pronto le veamos por estas tierras ya que, aunque muy lejos de todo, nuestra comarca fronteriza también está bajo la responsabilidad de la Consellería de Educación que usted preside.