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Antonio Sempere

Entre abriles

No figura entre los 20 programas más vistos en el ránking de las televisiones temáticas de pago. Y sin embargo Andreu Buenafuente nos está regalando un producto redondo. Grande. De los que perdurarán. De entre los hallazgos del pasado miércoles destacó la sobresaliente Silvia Abril, que las pilla al vuelo y que, como no podía ser de otro modo, se transmutó, peluca en ristre, en una Victoria Abril sólo un pelín más sobreactuada que la real. Añadiendo una petaca al pelucón, y poco más. Retratándola a la manera en que Pedro Casablanc clavó a Bárcenas. Pero en broma.

Un Buenafuente metamorfoseado en Iñaki Gabilondo (misma cabecera, idéntica mesa de entrevistas, similar luz grisácea a la que emplea el comunicador donostiarra) y una Silvia Abril tan desatada como lo pedían las circunstancias dieron pie a la parodia perfecta. Entre Abriles andaba el juego.

También estuvo Imanol Arias. Aguantando el reto de mantener 20 minutos de conversación sin citar las palabras Cuéntame cómo pasó ni Antonio Alcántara ni nada que tuviese que ver con «eso» que le viene ocupando en los últimos 15 años. Reto conseguido y muchos instantes de caviar televisivo. Para rematar, un Berto Romero cada vez más entonado. Y eso tan difícil de conseguir: magia en el plató. Clímax perfecto.

Pero ya se sabe. Lo bueno nunca tiene por qué ser lo más visto. Ni en cine ni en teatro ni mucho menos en televisión. Late Motiv no figura, según los datos de Kantar Media, entre los 20 programas más vistos de las temáticas de pago. En el digital de El Economista desvelan que cada entrega sale por 60.000 euros. Teniendo en cuenta la cifra de espectadores, significa que salimos a 2 euros por barba. Yo sólo quiero ratificar lo a gusto que pago mi parte alícuota. Que sea por mucho tiempo.

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