Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Rita lo sabe todo

El PP no se atreve con Rita Barberá. La que en su día era considerada en las filas populares la «alcaldesa de España» se ha convertido en una apestada. Y a pesar de que su nombre aparece en las investigaciones como una pieza clave de la supuesta red de financiación ilegal del PP en Valencia vinculada a la trama de corrupción de Alfonso Rus, nadie tiene por ahora ni la suficiente fuerza ni la suficiente autoridad para terminar de sacarla de la actividad política. Cosas de la vida, la organización que idolatraba a la «gran Rita» ahora es la máxima perjudicada por los efectos de la decisión de la que fuera alcaldesa de Valencia de atrincherarse en sus nuevos aposentos: un escaño del «cementerio de elefantes» en el que hace tiempo se ha convertido el Senado que, además, le concede la protección del aforamiento frente a una petición de imputación. El suplicatorio para que Barberá sea investigada tendría que votarse en una cámara en la que los populares, a diferencia del Congreso, siguen teniendo una mayoría aplastante.

La decisión del PP de sacarla de la presidencia de la Comisión Constitucional -la más importante del Senado- era una invitación en toda regla a que Rita Barberá cogiera la puerta y se marchara. Su resistencia es un problema para un partido que, en función de cómo queden las negociaciones para formar nuevo gobierno, se juega su estabilidad. Nadie querrá acercarse al PP mientras aparezca ligado a la corrupción. Pero también es un ataque a los ciudadanos de la Comunidad. De hecho, la exalcaldesa de Valencia tiene un puesto en el Senado en representación de Les Corts, máxima representación de la voluntad del pueblo valenciano. Eso tendría que obligar a Rita Barberá a dimitir o, de lo contrario, al parlamento autonómico a poner encima de la mesa cualquier medida legal y política para intentar desalojarla del escaño.

Pero apenas 24 horas después de esa iniciativa del PP para orillar a Barberá, un segundo movimiento evidenció el miedo escénico que atenaza todavía a los populares a la hora de hacer frente a la figura de una dirigente que conoce al dedillo los entresijos de la organización. Los populares decidieron darle cobijo en la Diputación Permanente del Senado, el órgano que permanece siempre operativo aunque la Cámara se disuelva para convocar nuevas elecciones. Y eso supone blindarla como aforad ante una posible investigación. Un pasito adelante y tres hacia atrás.

Importantes dirigentes de Génova le han pedido a la exalcaldesa de Valencia, aunque siempre en privado, que se marche. Ahora mismo, dicen, es un obstáculo para que Rajoy pueda tener alguna opción de formar gobierno. Y también para el intento de «refundación» de los populares en la Comunidad con el que intenta sobrevivir Isabel Bonig. Pero nadie se ha atrevido con contundencia y en público a verbalizar ese deseo. ¿Tanto miedo le tienen a Rita Barberá? Esa es la cuestión. ¿Qué sabe la exalcaldesa de Valencia para que nadie se atreva directamente con ella? Probablemente, la presión y la investigación policial termine con la marcha de Rita Barberá. Pero, ojo, el problema no se habrá terminado para el PP: Rita lo sabe todo.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats