Habría que recordar que cuando salió lo de la hamburguesería, que era un «objetivo estratégico», se «vendió» a los vecinos de Font Dolça el nuevo jardín, con el que iban alcanzar el nirvana vegetal. Eran 9.000 m2 verdes, de los que se descontaba «un poquito» para el restaurante, que era del tipo «auto», lo que nos convertía en émulos de las películas americanas de los 50... Viendo los números que difundían por entonces los ecologistas, las cifras no cuadraban entre el PGOU, las zonas verdes y lo que en realidad se iba a hacer. A mí, tampoco me cuadraban, pero como soy de letras... A la Junta de gobierno de Sedano y Pastor sí les cuadraron y al arquitecto municipal, también. El juez de lo contencioso no llegó a entrar en el asunto y ahora el TSJ ha resuelto definitivamente: resulta que la resta de los ecologistas era la buena. Como siempre, o casi. ¿Y ahora qué? ¿Se eliminarán los accesos en vehículos y el aparcamiento? ¿Se renunciará a la concesión? Habida cuenta que es por 25 años, habría que desembolsarle una pasta importante. Sea como fuere, acaba de nacer otra «Rosaleda», «Serelles» o «bulevar», con imprevisibles consecuencias, pero costosas para las arcas municipales. Hoy, Pastor y Sedano están en partidos separados, pero unidos por el destino.
