Anda machirulandia muy revuelta porque percibe que cada vez somos más las mujeres que nos rebelamos ante el sistema patriarcal. A fin de «ponernos en nuestro sitio» algunos de los especímenes más extremos del macho humano habían convocado para ayer mismo concentraciones en diversas ciudades del planeta, incluyendo algunas españolas para proclamar la supremacía masculina. Pero fue tal la movilización feminista que tuvieron que desistir. Es un ejemplo de cómo la presión y denuncia frente a las acciones que contribuyen a alimentar la injusta estructura de desigualdad que vertebra históricamente las relaciones entre mujeres y hombres es cada vez más fuerte en las redes sociales y consigue repercusión en los medios de comunicación y, en consecuencia, también en otras instancias de poder, como la económica y la política. Y no ha sido el único ejemplo esta semana. Citaré dos más.

Uno ha sido el de una poderosa empresa, que se ha visto obligada a retirar uno de los videos promocionales de la campaña comercial de San Valentín, pues claramente reflejaba esa concepción del amor romántico basada en el control y la sumisión de las mujeres que constituye uno de los más firmes pilares del sistema patriarcal. La pela es la pela y más vale no enfadar a las clientas. Otro ha sido el indulto parcial por parte del Gobierno en funciones a María Salmerón, condenada por desobediencia al incumplir el régimen de visitas a su hija reconocido judicialmente a su exmarido, a pesar de que éste había sido condenado por maltrato a 21 meses de prisión, algo que no se tuvo en cuenta. Ha sido esa presión y denuncia de la que les hablaba la que ha forzado esta decisión que se producía el pasado viernes, cuando María estaba a punto de ingresar en prisión. Esa presión y denuncia que María inició en solitario allá por 2001, cuando la Ley contra la Violencia de Género ni estaba ni se la esperaba, se ha ido incrementando de tal forma que el Gobierno ha tenido que improvisar esta medida, anunciándola en rueda de prensa (pues, curiosamente, no consta que formalmente fuera adoptada en Consejo de Ministros del viernes). Y es que los votos son los votos y en este panorama de incertidumbre política el voto de las mujeres que no se resignan a seguir ocupando una posición secundaria respecto de los hombres y, sobre todo, que no están dispuestas a sufrir más abusos y humillaciones también llega a las que no se identificarían jamás como feministas.

Las reivindicaciones de justicia por parte de las mujeres van ganando batallas en esta guerra patriarcal con la que hay que acabar. Queda mucho camino y no será fácil, como bien sabe María y muchas otras, pero aquí estamos. Y cada vez somos más.