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Javier Mondéjar.

El Indignado Burgués

Javier Mondéjar

Quemar iglesias

He aguantado como un jabato, pero hasta aquí llegó la riada: no soporto la estrategia leninista de Podemos, no aguanto el mesianismo de Pablo Iglesias y estoy hasta las narices de los salvapatrias, los que se creen investidos de la razón, los tactistas de manual que lo único que quieren es ver muertos a sus adversarios y los guardianes de la moral, sean islamistas, vaticanistas o podemitas.

¿A alguien engañan las estrategias burdas que lleva utilizando Iglesias desde la noche electoral para acabar con el PSOE? Hay que ser muy ingenuo como para pensar que tenga algún objetivo diferente, y es que le da igual la derecha, los pactos de legislatura o lo que sea, acabando con el referente histórico de la izquierda se asegura turno de gobierno cuando toque. Ya se comió IU, engañó a Compromís con lo del grupo valenciano propio y a Ada Colau con lo del referéndum, sólo le falta que los votantes socialistas le vean como la exclusiva referencia de la izquierda y círculo completado. Yo que me he leído las más de 7.000 páginas de los libros que lleva publicados R.R. Martin de «Juego de Tronos» le reconozco en algunos personajes, algunos incluso pagan con la vida sus contubernios.

El culmen de la escenificación de P.I. fue acompañarse de sus «ministros» en la rueda de prensa del «abrigo de pieles» consiguiendo lo que me parecía imposible: situármelo en el ranking de los políticos más faltones: a la altura de Montoro y Aguirre, y un poco por debajo de Aznar, pero es que eso ya es aspirar muy alto y en tal alta cumbre no le veo por mucho que ensaye. Ya digo que me estoy haciendo como los anticlericales del XIX que soñaban con quemar iglesias.

Tanta estrategia de manual, tanto no hablamos de puestos sino de programas cuando lo primero que reivindican en cuanto ha acabado la campaña son los sillones: nada menos que vicepresidente y una caterva de ministros en temas clave, no en ministerios «cacaueros». ¿Y la pataleta por haberlos llevado al gallinero del Congreso?: ¿pero ellos no eran el pueblo llano enfrentado a la «casta»?, ¿qué mejor lugar que el gallinero para representar a las muchedumbres desamparadas?, pero claro, ellos querían el silloncito en la parte baja -que tiene mejor tiro de cámara- para sus espectáculos circenses y sus bebés y véte tú a saber qué más se les ocurriría a los rasputines para no dejar los «primetime». Hay que ver al fariseísmo que nos ha conducido un movimiento fresco, sin rey ni amo, en cuando pisaron la moqueta. Ni Saulo se convirtió tan rápidamente en San Pablo.

Es evidente que el PSOE anda en plena descomposición y al PP no le crecen más los casos de corrupción porque no cabe tanto papel en los Juzgados ni hay plazas suficientes en las cárceles. Entre que los «barones» y -sobre todo- la «barona» tienen sus puestos asegurados y no quieren que un tal Sánchez en Madrid les estropee sus taifas y que el de Madrid sabe que o pacta con el diablo o puede irse a escardar cebollinos, poco arreglo tiene la cosa en esas filas que alumbraron un Pablo Iglesias, un Indalecio Prieto, un Julián Besteiro o -en tiempos más recientes- un González o un Guerra. Si se van por el desagüe de la historia bien merecido se lo tendrán. En el pepé lo del prieta las filas está más -digamos- en los genes, y con todo y con eso conozco unos cuantos que andan de uñas con las maniobras dilatorias del gallego, en este caso no tanto por estrategia de manual sino por la habitual en él: dejar que la vida pase a ver si con un poco de suerte no le pilla. Sólo le falta decir lo que le atribuyen a Franco dirigido a algún ministro: «Haga lo que yo, no se meta en política».

Fíjate que nunca hubiera pensado escribir esto, pero la repetición de las elecciones no vendría mal si no fuera más de lo mismo: otra vez de carteles de lista Rajoy y Sánchez, qué aburrimiento; de nuevo Podemos haciendo sus jueguecitos de trileros y Rivera de niño bueno que no se sabe si es de izquierdas en lo social y de derechas en lo económico o al revés y los nacionalistas afilando los cuchillos que nos van a clavar en las amoladoras que hemos pagado todos los españoles con nuestro dinero. Vaya lata de política.

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