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Camilo José Cela Conde

El imprescindible PP

Forman mayoría de votos y de escaños tras las elecciones del 20 de diciembre quienes quieren sacar al Partido Popular del poder. La aritmética es clara, pese que la interpretación de los sumandos resulte, como poco, perversa. Pero lo que parece que no entienden o, mejor dicho, no quieren no sólo entender sino ni siquiera considerar los protagonistas de la cada vez más difícil investidura del presidente de Gobierno es que no existe legislatura viable sin la colaboración activa del PP. Y la razón de que sea así resulta bien simple: con el número de escaños de que dispone el Partido Popular en el Congreso y con la mayoría de que goza en el Senado el único programa político en el que coinciden todos los partidos, el de la reforma de la Constitución, se convierte en imposible salvo que el PP contribuya con sus votos a que salga adelante. Frente a tal realidad el resto de las discusiones, algunas tan pintorescas como la que sale de inventar nuevos ministerios en un futuro y por ahora complicado gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos, se vuelven tan inútiles como frívolas. De lo que se trata es de buscar una solución, si la hay, para investir a un presidente ajeno al PP que sea capaz de sacar adelante la reforma constitucional.

Si nos olvidamos de que estamos en España, es decir, en un país en el que los principales candidatos a la presidencia carecen por completo de sentido del Estado y sólo manejan tácticas dirigidas a apoyar sus intereses personales, la solución existe. Desde luego que no pasa por un gobierno PSOE-Podemos y no porque existan remilgos ideológicos ante algo así, ni por los riesgos de suicidio de ambas formaciones „lo dijo Pablo Iglesias el año pasado„ sino porque el Partido Popular boicoteará cualquier reforma de la Carta Magna que lleve el sello de Podemos en la portada. Pero hay una alternativa bien obvia: la de un Gobierno de coalición entre el PSOE y Ciudadanos que, en el debate de investidura, reciba en segunda vuelta la abstención del PP.

Que un gobierno así es débil cae por su propio peso; todos los son en cualquier coalición que se logre salvo el mil veces desechado PP-PSOE. Pero entre Ciudadanos y el PSOE es posible „si quieren, que parece que no„ pactar diseñando unas reformas que permitan salir del hoyo; incluso de tanto alcance como para que se logre por fin la fórmula federal capaz de contentar a los soberanistas, al menos de momento. Si ese cambio pone énfasis en medidas sociales de importancia para aliviar a los que peor han vivido la crisis pero no altera el principio de la unidad de España, el Partido Popular tendría muy complicado explicar por qué no lo quiere. Y si, aun así, insiste en el boicot, se forzarían nuevas elecciones pero no ahora mismo „el mal mayor que todos, aunque sea hablando con boca pequeña, rehuyen„ sino después de haber probado el alcance de esa salida. Me extraña que quienes diseñan las encuestas tan de moda en estos días no hayan introducido la pregunta sobre lo que piensan los ciudadanos de una solución así.

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