En muy pocas ocasiones me refiero a asuntos políticos, pero me han solicitado una opinión sobre el momento actual y cumplo esa petición.

La circunstancia actual es muy similar a la que ocurre en nuestra industria, cuando una marca saca un producto que tiene éxito, el propietario opina que siempre será igual, está en lo alto del triunfo, pero ese éxito es contingente, otros van detrás intentando sobrepasar, al que en esos momentos disfruta de la primacía, el triunfo le ensancha el ego, nadie, opina, le podrá desplazar, y empieza a actuar de una manera de dejadez tanto en clientes como en proveedores, soy el mejor y tengo el poder.

Bueno pues actualmente ha pasado eso en nuestro ambiente político, en tal sentido siempre he sido partidario de que los mandatos no debían de durar más de dos legislaturas. Qué puede ocurrir, pues como pueblo llano que somos no se sabe, hasta que no empiecen a actuar, una cosa es lo prometido y otra lo cumplido. Con lo fácil que es conseguir lo que modestamente el pueblo reclama, trabajo, paz y honestidad.

Estamos actualmente en unos momentos de acuerdos políticos, que llevan a reflexionar al votante del 20D, si ha servido de algo lo que hemos decidido, es una subasta diaria de los deseos del pueblo español, y tengo una vergüenza personal de que en un momento pude confiar en unas nuevas directrices políticas. ¿Qué tendrá el virus del poder que a todos les afecta?

Si no cambian las decisiones, subirán al poder dos partidos, uno mayoritario y uno emergente. ¿Qué puede suceder? Si se tiene éxito será atribuido al emergente y si se fracasa el fracaso será atribuido al mayoritario.

Llegamos al juicio de lo que es y lo que debe ser, el mayoritario como los peces se come el grande al pequeño, pero no siempre es así, David era el pequeño y se impuso a Goliat, o sea el pequeño emergente puede hacer sucumbir al mayoritario.