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Ignacio y Curro

Pobre Guillermo Summers. En pocas semanas se le han muerto su hermano Ignacio Salas y su sobrino Curro, quienes fueran referentes para muchos de quienes fuimos niños de la EGB. Ignacio Salas reinventó la televisión. Curro Summers, fallecido a los 55 años en Huelva, representó al adolescente adorable a quienes tanto nos habría gustado tener por amigo en la pandilla. Sus apariciones en las películas Adiós, cigüeña, adiós, Ya soy mujer o Mi primer pecado marcaron a toda una generación. Todos estos títulos y algunos más, a mediados de los setenta, supusieron para una generación todo un fenómeno sociológico. Cuatro décadas antes de que llegasen Dani Rovira y Clara Lago, Mario Casas y María Valverde, resulta que eran las hermanas Beatriz Galbó y Cristina Galbó, y tipos tan entrañables como Curro Summers, los encargados de descubrirnos algunos secretos, en esa época repleta de oscurantismo. Me pregunto dónde están todas esas películas que marcaron una época. Que provocaron colas que reventaban las puertas de los cines. Ninguna se coló en Cine de barrio. Pero resulta más extraña su ausencia en Historia de nuestra cine. No se puede entender la década de los setenta del pasado siglo en nuestras salas sin este fenómeno.

Recientemente he revisado varias de las entregas de 625 líneas, espacio de culto que se encargaba de anunciar en la tarde dominical la programación de los siete días sucesivos. Visto ahora, su guión, de una ingenuidad inaudita, parece destinado a niños de preescolar. No es de extrañar que la llegada en 1983 de Y sin embargo te quiero causase tan buena impresión. El tándem formado por Ignacio Salas y Guillermo Summers, con la colaboración de Pastora Vega, rompió los esquemas de la época, repletos de lugares comunes. Inventando una metatelevisión inteligente, inédita hasta ese momento.

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