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Desde mi terraza

Luis De Castro

Puro teatro

Els Joglars acaban de presentarnos su último trabajo, VIP ¿Dónde están Joglars? ¿Dónde está aquel grupo de culto que, casi sin palabras, decía tantas cosas? ¿Dónde quedaron aquellas representaciones de factura impecable, a veces impactante? Muy poco queda de todo lo que situó durante décadas al grupo catalán en lo más alto de la creación teatral. Albert Boadella dejó la compañía en manos de uno de sus mejores actores, Ramón Fontseré; y -aunque a veces sucede- un error lo tiene cualquiera;precisamente sorprende que un hombre de gran altura teatral como es Ramón, se haya equivocado de forma tan estrepitosa. VIP es un tostón, un espectáculo fallido, un montaje teatral de pobre factura que no ofrece el menor interés. Y me duele escribir de esta forma sobre una de las compañías que más apoyé a lo largo de mi extensa vida de programador teatral de la ciudad. No insistiré más sobre el tema, y me remito a mis palabras: un error lo tiene cualquiera, así que pasemos página. Y esta ha sido una de las últimas representaciones de la programación diseñada por la anterior directora del Teatro Principal, ya que a partir de febrero será el nuevo director, Paco Sanguino, el responsable de las directrices del teatro durante los próximos años. Y es posible que el gran público se muestre perplejo o desorientado ante la programación diseñada para el resto de la temporada: a este público le recomiendo confianza en el director, que no es nuevo en esta plaza, que está informado y sabe lo que hace. Por eso no debe sorprenderse dicho público ante montajes sin actores muy populares, sin directores «estrella», porque es mejor esperar al final de la temporada para emitir un juicio global. Y el señor Sanguino se enfrenta a una ardua labor, la de conseguir la fidelidad de ese gran público que, hasta ahora, se movía esencialmente por la presencia de nombres famosos. Pero el aperitivo que en estos momentos se nos ofrece no puede ser más esperanzador, la idea de esas representaciones en el escenario como único contenedor que abarca actores y público, muy pocas personas rodeando a los oficiantes; lo que se ha definido como «teatro de cámara», me parece una idea excelente y, a juzgar por la respuesta del público el martes, en la primera sesión celebrada con la obra Oleanna de David Mamet, el proyecto tiene futuro. Siempre he pensado que la labor de un teatro público no consiste exclusivamente en ofrecer buenos espectáculos a precios asequibles, sino que las llamadas antiguamente «actividades paralelas» son algo tan fundamental como las representaciones convencionales. Y en esa labor didáctica tienen mucho que decir y que aportar los profesores, los docentes encargados de la formación de los jóvenes que constituyen el público del futuro; ayer mismo me decía un profesor de un colegio de Sant Joan que había inscrito a un grupo de alumnos en el taller de ópera que se celebrará próximamente en el teatro. Los medios de comunicación locales tienen también un gran papel divulgativo, y la propiedad del teatro (Ayuntamiento y Banco Sabadell) no debe mostrarse cicatera en sus aportaciones económicas, que espero y deseo sean ampliadas en el próximo ejercicio, la imaginación no es suficiente si no se cuenta con unos mínimos recursos. Pero junto a estas buenas perspectivas de futuro para nuestro primer teatro, se rumorea el cese de actividad del Teatro del Mediterráneo en el Aula de Cultura que se inició hace solo cuatro meses, y que ofreció en este tiempo espectáculos interesantísimos; la respuesta del público ha sido insuficiente para una empresa privada que, pese a sus buenas intenciones, ha sucumbido a la cruda realidad económica. Una pena. Espero que la Fundación Mediterráneo encuentre la fórmula que posibilite seguir ofreciendo teatro interesante en tan emblemático recinto.

La Perla. «El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto». (Charles Chaplin)

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