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Camilo José Cela Conde

Culpables

De acuerdo con el gobierno de extrema derecha de Polonia sustentado por el partido Ley y Justicia (PiS con arreglo a sus siglas polacas) la culpa de los males que padecemos, que son muchos, la tienen los vegetarianos y los ciclistas. Se deduce de inmediato que Belcebú es vegano y utiliza para desplazarse una bicicleta de montaña. Los aficionados a la antropología -que es la rama de la ciencia más cercana a la demoniología- se habrán interesado de inmediato por el nexo que lleva desde la ingesta de verduras y el ejercicio sobre dos ruedas a la maldad pero, ¡ay!, no es tan obvio como cabría deducir de la rotundidad de las afirmaciones del PiS. El ministro de Asuntos Exteriores del gabinete polaco, Witold Waszczykowski, ha anunciado un programa dirigido a exterminar a vegetarianos y ciclistas dentro de Europa pero sin aclarar el por qué del diagnóstico. La única clave aparece cuando el señor de apellido impronunciable en lengua castellana añade a la nómina de los satánicos culpables de tanto mal la mezcla de razas y culturas y las energías limpias. Vaya por Dios. La cosa se nos pone difícil porque para localizar a los seres del averno ahora habrá que ir buscando entre los ciclistas vegetarianos con pinta de mestizos, bilingües al menos, que se abastecen de electricidad mediante placas solares o molinos de viento. Los que usen automóviles híbridos no sirven. Algo así abunda en mezcla de culturas pero hay que recordar que la condición de ciclista es inexcusable.

Cuánta maldad, qué eficacia en el atropello tendrán los demonios capaces de llevarnos a las crisis económicas y políticas, al drama de los inmigrantes y a las guerras de religión si, reducidos a cuatro gatos, causan tantas perversiones y dolores. Se nota a la legua que ahí hay un plan oculto de gran enjundia y me extraña que Waszczykowski o su jefe Kacynski no hayan apuntado como instigadores de los programas diabólicos a los judíos y a los masones. Una evidencia tan firme la apuntó ya el Generalísimo Franco, del que pocos se acuerdan hoy, pero no logró llevar adelante su cruzada tal vez porque fue incapaz de establecer la cadena que existe entre la causa ciclista y vegetariana y el efecto satánico. Hay que perdonarle porque en los años de la postguerra española nadie hablaba de las energías limpias. Ahora que caigo, con automóviles como los de entonces, circulando a fuerza de gasógenos que quemaban desde leña a zapatillas de esparto, la salvación del alma de nuestros abuelos (padres, en mi caso) quedaba garantizada. El ministro Gabriel Arias-Salgado, titular de la cartera de Información y Turismo cuyo objetivo esencial de ambas competencias, la turística y la informativa, era la de lograr que los españoles esquivasen la condena eterna en el infierno, estará feliz en su tumba. Pero tanta bondad y tan cuidadoso programa político se ve abocado al fracaso salvo que el PiS logre su objetivo. Usted, como ciudadano fiel, tiene su propia responsabilidad. Mucho ojo con los ciclistas que rechacen un bocadillo de lomo.

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