Lon Eleuterio Maisonnave y Cutayar (Alicante, 6 de septiembre de 1840 - Madrid, 5 de mayo de 1890) fue un político español, alicantino, miembro del Partido Republicano Posibilista, diputado a Cortes, ministro de la Gobernación durante la I República y alcalde de Alicante. Indudablemente es uno de los más preclaros hijos de Alicante y de los pocos que tiene avenida y estatua propia. En 1890 el Ayuntamiento de Alicante decide rebautizar la Alameda de San Francisco con el nombre del político alicantino, pasando a llamarse avenida Maisonnave.

En el comienzo de la avenida que lleva su nombre, hay una estatua, que se inauguró en 1895, hace 120 años. Resulta casi milagroso que dicha estatua siga en pie dado el carácter iconoclasta de nuestra clase política y, aunque se ha cambiado varias veces de sitio, finalmente ocupe el mismo lugar donde se implantó inicialmente. Posiblemente sobreviva porque la ideología de un partido como el Republicano Posibilista, no es fácilmente descriptible, dado que una vez que se produce la restauración borbónica, centró su programa en el sufragio universal y en la participación electoral sin cuestionar la monarquía, terminando por integrarse en el Partido Liberal. Vamos, que no le han quitado la estatua porque no demostró una ideología definida.

Pues ahí tenemos a don Eleuterio, mirando hacia la avenida de su nombre con su brazo izquierdo en jarras, en la cadera izquierda, y el otro brazo sujetando un legajo, que para eso era diputado. Si nos fijamos en la dirección de su mirada, vemos que coincide con la esquina de El Corte Inglés.

Pues don Eleuterio aparentemente se entretiene, cotidianamente, viendo pasar el tiempo con el ir y venir de los transeúntes en la avenida más comercial de la ciudad de Alicante; pero parece que se le va a acabar el entretenimiento los domingos y festivos, pues la corporación municipal ha decidido, tras reunirse con el Consejo de Comercio (¿), reducir la zona de gran afluencia turística a la fachada litoral, el Puerto y el casco antiguo, excluyendo la avenida de Maisonnave. El alcalde de Alicante ha justificado la medida en que el Ayuntamiento debe «velar por la igualdad de oportunidades» de los comercios de la ciudad. «Lo que es un problema es que unos tengan libertad de abrir los domingos y otros no», aseguró. Y se me ocurre preguntar ¿por qué hay que cerrar necesariamente El Corte Inglés?: bastaría con dejar la libertad de apertura al comercio.

Además, según el alcalde, «tenemos el castillo de Santa Bárbara, el paseo de la Explanada, mucha restauración y un montón de cosas atractivas para que la gente nos visite». No sé si el alcalde se pasea por la Explanada y por el Postiguet, pero la imagen que ofrecemos no es «para echar cohetes» y no lo digo solamente yo, lo acaba de decir el director de la OAMI refiriéndose a la calidad del «comercio de primera línea».

Me parece que la pretendida obligación de velar por la igualdad de oportunidades se quiebra desde el momento en que los comerciantes de la zona de gran afluencia turística pueden abrir sus comercios y el resto no.

También me sorprende que, mientras tanto, el comercio en Valencia esté apostando por el incremento de horarios de apertura al público, mientras en Alicante se reduce y me preocupa esto último, pues pienso que el desarrollo económico precisa de libertad. Además, en el caso de Alicante, la apertura del comercio los domingos en la avenida Maisonnave y aledaños tiene un efecto de atracción de visitantes de la provincia.

No sé si el tripartito que nos gobierna ha efectuado alguna consulta con los vecinos de la principal zona comercial de la ciudad, pero me barrunto que no; a lo mejor lo hacen por el bien de los vecinos, pero me parece que estas decisiones tienen un cierto tufillo nepotista.

He llegado a pensar que, quizá, lo puedan hacer por algún compromiso con algún sindicato, lo cual podría comprender, pues al fin y al cabo los compromisos hay que cumplirlos; lo que más me preocupa es que sea un mero gesto de autoritarismo, de los que recurrentemente parecen afectar a los vecinos del centro de la ciudad.

A mí, que resido en Maisonnave, nunca me ha molestado que el comercio abra los domingos y, además, lo prefiero; una zona terciaria como la avenida Maisonnave, sin comercio, tiene un aspecto desolado los días en los que no se abren las tiendas.

Y mientras tanto, en una zona emblemática de la ciudad, calle Castaños, fachada con el Teatro Principal, sigue existiendo un tramo con una extraña decoración de albero, junto con los restos de lo que algún día pretendió ser una zona ajardinada. ¿Nadie ha visto el estado de este tramo de la calle Castaños?

Ya ve, don Eleuterio, en esto ha quedado su ciudad y ¡vaya domingos aburridos que le esperan!