Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Sempere

Buenafuente

Después de asistir a la primera entrega de Late Motiv tuve la mismo sensación que aquella tarde de abril de 1994 en la que se estrenó Lo + plus: había visto un clásico, un programa para guardar en las estanterías (si es que en esta era virtual es posible que los productos audiovisuales ocupen espacio físico).

Creo que el nuevo programa de Buenafuente es redondo y cuenta a su favor con los mejores factores externos que ha vivido hasta la fecha: puntualidad británica en su hora de inicio, ausencia de publicidad, sesenta minutos de duración. Virtudes a las que se unos aspectos técnicos sobresalientes: plató de ensueño (ese suelo negro piano, ese skyline de Benidorm, esos detalles de preproducción alucinantes), iluminación y tratamiento visual excepcionales, y un guión con una máxima que siempre funciona, la de que menos es más.

Será difícil mantener el nivel de excelencia del primer programa, pero la senda queda muy bien marcada. Desde su título brillante, Late Motiv es un formato que se aproxima a la sofisticación al tiempo que se aleja del producto gamberro y (aparentemente) improvisado que presentaban los últimos formatos de Buenafuente. Con un esquema tan escueto como eficaz (monólogo, entrevista y participación de un colaborador), Late Motiv se nos presenta como una hora de televisión químicamente pura. De esas que hace ya muchísimo tiempo echábamos a faltar.

Mención aparte merece el primero de los colaboradores, David Suárez, en cuya sección, en solo diez minutos (entrevista a los miembros de la Fundación Francisco Franco mediante, y con una caradura que ya no recordábamos por estos lares), aportó más y mejor televisión de cuanta es posible encontrar, cual espeleólogos de la pantalla, en horas y horas de programación. Una Silvia Abril en plena forma, y un Berto Romero que nunca defrauda. Candidato al mejor programa del año desde ya.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats