¡Vivir para ver! Tantos años engañados, engañándonos, creyendo que Hacienda era un asunto nuestro, de todos los españoles y ahora resulta que no, que es una especie de «cosa nostra», de mafia, de Gran Hermano, que vigila todos nuestros ahorros, hasta el último céntimo, y nos saca el jámago para beneficio de unos cuantos porque realmente, de verdad de la buena, es que Hacienda no somos todos, ni mucho menos, ni el dinero recaudado, por lo que se ve, tampoco es para todos. Es tan solo una vulgar propaganda, lo que se denomina en el argot como propaganda engañosa, perpetrada por el Estado, que no necesita nuestro dinero y si nos los requisa es solo por joder. Vaya que sí. El ministro de UCD, Francisco Fernández Ordoñez instituyó el impuesto sobre la renta y modernizó la Hacienda pública. De esta reforma proviene el eslogan de Hacienda somos todos. Y nos lo habíamos creído ingenuamente. Pero ahora aparece la abogada del Estado Dolores Ripoll y nos dice que esa frase es solo mera propaganda. Que realmente lo de pagar los impuestos solo lo hemos de hacer los mindunguis, porque los demás no están sometidos a esa norma, como por ejemplo la infanta Cristina de Borbón. ¿Solo ella? La crisis ha abierto el agujero del limbo de los que están exentos. Y así nos hacemos muchas preguntas relacionadas con el control de los dineros públicos y privados. ¿Ha habido austeridad o despilfarro en los últimos años? ¿Se ha derrumbado la recaudación de impuestos sólo por el fraude? ¿Ha servido para algo la subida indiscriminada de impuestos de los últimos tiempos? ¿El fraude es una cuestión de grandes empresas o se extiende también a las pequeñas? ¿Qué son los paraísos fiscales? ¿Qué trato fiscal han tenido, por ejemplo, el mundo del fútbol o la Banca? ¿Son las SICAV un instrumento fiscal privilegiado? ¿La solución a estos problemas es una amnistía fiscal?

Uno está consternado ante tamaño descubrimiento, en la constatación de que lo que era una simple sospecha es una realidad pura y dura. Pero claro, ¿quién lo iba a suponer? Con lo honrada que parecía esta institución. Ya no podemos confiar en ella, a no ser que? Sí, a no ser que el Estado intervenga con energía y ponga las cosas en su sitio y a la abogada del Estado en la calle, así de simple. Estoy esperando una actuación contundente del ministro del ramo, ese que es tan eficaz para vigilar y denunciar a los díscolos actores, que votaron «No a la guerra», descubriendo sus irregularidades fiscales, o que propicia la investigación de las cuentas fiscales de Monedero o de todo aquel que no es de su cuerda o de su afinidad política, que salga a la palestra y vuelva a decirnos y a demostrarnos que Hacienda somos todos y que a esta fiscal se la destituye de su cargo por el grave daño que hace a la credibilidad de uno de los pilares fundamentales del Estado democrático. Si esto no ocurre de inmediato habrá que revertir el eslogan de Hacienda con cosas como estas: Si usted paga a Hacienda es que es tonto. Defraudar es cosa de hombres (y de mujeres, claro). Use sus mejores triquiñuelas para pagar menos impuestos. Las facturas sin IVA, por favor? ¿Es esto lo que queremos? Pues no depende de nosotros, no.