Love pain love
Teatro del Mediterráneo
Intérpretes, texto y canciones: Ángel Martín y Ricardo Castella.
Así que una película romántica americana para teatro? Lo que podría ser una comedia hollywoodense acerca de que «el amor es precioso y que te rompan el corazón ya ni te cuento». Una simple excusa, más exactamente, para poner en marcha un ejercicio entre dos comediantes con los rasgos de burla y cinismo de Ángel Martín y Ricardo Castella, quienes muestran que con «un talento limitado se puede hacer mucho daño a la música». Acogen distintos personajes ligeramente y son los creadores del texto y de las canciones melódicas. O un reguetón, Me gustan todas, cantado por Martín. Esa versatilidad les empuja a coger la guitarra eléctrica y a tocar un teclado en el tenderete musical. Otros instrumentos suenan con el milagro de la tecnología, y ambos actores, en suma, son lo más relevante del espectáculo, cuya fórmula es perfectamente válida pero siempre que el contenido tenga interés. El dinamismo, la música, las luces o los efectos de niebla no pueden tapar las carencias de fondo ni la banalidad ventilada en el entramado. Relatan y representan pretendiendo, en teoría, realizar el esbozo de un filme de amor y desamor. Apelan a la imaginación del numeroso público, y el embarullado desfile salta a la vista y a los oídos. En términos generales, afortunadamente, eso sí, no cargan mucho las tintas al interpretar Love pain love, un festejo entre colegas que buscan la complicidad de los espectadores. Y la obtienen desde antes de empezar esta función de hora y media. Ellos se divierten e intentan divertir con su rollito, que se ríe de determinados tópicos sobre las rupturas, relaciones de pareja o guerras de sexos. ¿Enamorar a una chica que no sea rara, ya que siempre te enamoras de las raras, y romperle el corazón porque a ti te han dejado? En fin. Ejercen la tarea de chicos para todo y se entienden muy bien. Ofrecen soltura, pequeñas transformaciones y cantan con buena entonación, evocando la típica sonoridad de los musicales. Al comenzar advierten que si alguien quiere salir de la sala está a tiempo? «Yo lo haría si pudiera», asegura Ángel Martín. Nadie huyó del nuevo Teatro del Mediterráneo, el Aula de Cultura de Alicante.