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Marc Llorente

Perfume clásico

El lago de los cisnes

Teatro Principal de Alicante

Música: Tchaikovsky.

Compañía: Russian. Classical Ballet.

Dirección: K. Pinchuk.

Esta obra, estrenada en 1887 en Moscú, fracasó entonces. Ocho años después triunfó en San Petersburgo con la coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov. El lago de los cisnes ha tenido algunos cambios en numerosas ocasiones. Dependiendo de cada compañía. El libreto se inspira en tradiciones folklóricas y leyendas para construir un puro cuento de hadas, con atrayente plasticidad e ingenuo romanticismo, que toca temas universales como el amor, la traición, el poder y la envidia. La historia del príncipe Sigfrido y de Odette, la joven hechizada por el barón. Durante el día, ella y su corte son cisnes, y por la noche recuperan su condición femenina. Sólo una promesa de amor eterno puede romper ese embrujo. Melódica y de fuerte intensidad, la música de Tchaikovsky alienta el baile y la dramatización. Las composiciones dancísticas del conjunto sostienen el tipo ajustadamente, con sencillez y el tradicional repertorio de pasos y figuras. La amplia afición espera la famosa y difícil serie de 32 giros, que no se produce porque la bailarina Anastasia Sevchenko, en su lugar, realiza atractivas vueltas por el espacio asumiendo las directrices coreográficas del director artístico Konstantin Pinchuk. Por su parte, el bailarín Sergey Kononenko sirve de apoyo para que ella luzca su capacidad. Los ágiles saltos, sus giros aéreos o sin elevación despiertan el interés del público por la elegancia y el dinamismo. Las posiciones de los protagonistas cosecharon el elogio de los muchos espectadores que acudieron el viernes al Principal de Alicante. El trabajo de puntas, el colorido, las distintas combinaciones y la precisión de las formas circulan en el ligero ámbito espacial, bajo la interpretación de la compañía Russian Classical Grand Ballet, una de las encargadas de custodiar la rica tradición del ballet ruso clásico. En el salón del castillo no falta el saltarín bufón con sus grandes brincos y acrobacias. Igualmente, sin perder las esencias del clasicismo, cabe destacar la danza española ubicada en los festejos donde el príncipe debe elegir esposa. Triunfa la fuerza del amor y subyace la felicidad eterna de la pasional pareja. Como tantas otras.

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