A las condiciones naturales de un territorio hay que sumar las decisiones sociopolíticas que sobre él se toman para favorecer su desarrollo, y por desgracia, en Alicante, con inmejorables condiciones geográficas, las decisiones políticas e inversiones estratégicas son contrarias a nuestros intereses, y en algún caso, con nuestra complicidad.

Hace unas semanas, desde nuestro Ayuntamiento se felicitaban al comunicar el cierre de Maisonnave, la principal arteria comercial de la ciudad, con el único pretexto de solucionar un problema laboral de una empresa privada, El Corte Inglés, y la amenaza de denuncia, no presentada por carecer de fundamento legal, de agravio comparativo y lucro cesante de Plaza Mar por no poder abrir, gracias a una política comercial que favorece un modelo de ciudad para potenciar el Centro de Alicante.

Se sorprendía y felicitaba nuestro alcalde por la celeridad con que el Consell había avalado la decisión del Consistorio tras haberse pronunciado en contra los sectores productivos de comercio y hostelería en el Consejo de Comercio, lugar en el que, sorprendentemente y por primera y única vez, la Conselleria utiliza su derecho a ingerir en la política local de manera decisiva. La votación la perdieron los comerciantes y hosteleros por 11 votos a 10, ganaron los políticos.

Mientras tanto y por el contrario, en Valencia se trabaja para conseguir lo que hacía más de dos años teníamos en Alicante, que la ciudad espere a sus visitantes con el corazón y su principal arteria, la calle Colón abiertos, El Corte Inglés incluido.

Alicante es sacrificada para favorecer el turismo de compras en Valencia.

Difícil es entender a un Consell capaz de defender una postura y la contraria, cerrar Maisonnave y abrir Colón, volvemos a ser moneda de cambio, El Corte Inglés gana si te obligan a elegir entre Valencia y Alicante, pero ¿por qué hay que cerrar uno? Mas allá de razones políticas, porque laboralmente todos los centros tienen el mismo convenio laboral, competimos en territorios, y si cierra Alicante, se posibilita que la capitalidad de Valencia se potencie, atrayendo sin competencia toda la población del norte de nuestra provincia, la Marina Alta, Dénia, Xàbia, Calp y Alcoy, Cocentaina...

La zona de gran afluencia turística empezaba a funcionar y estaba consolidando Alicante como capital de la provincia, como centro de ocio, gastronomía y compras.

Importantes firmas comerciales habían conseguido ocupar los locales abandonados por los Bancos y Cajas de Ahorro tras la reestructuración financiera y habían dejado las principales arterias de Alicante, Explanada, Rambla, Alfonso X El Sabio, Óscar Esplá, incluso Maisonnave se habían convertido en un continuo «se alquila», «se vende», la ciudad recobraba la vida y los fines de semana mucho más.

Si el próximo 17 de enero cierra El Corte Inglés de Maisonnave en Alicante y abre en Colón de Valencia, ¿a quién le afecta más? ¿a El Corte Inglés o Alicante?

¿Perderá más El Corte Inglés o la castañera que abre a sus puertas? ¿Es por el bien de las pequeñas empresas?

¿Las miles y miles de personas que están comprando hoy, lo hacen por necesidad o están disfrutando de la ciudad y ejerciendo libremente su voluntad de comprar también los domingos?

¿Los que compran son los de la ciudad o vienen también de toda la provincia? ¿hay turistas?, ¿la ciudad se enriquece?, ¿las terrazas, los restaurantes, los bares y cafeterías están llenos, hay que reservar mesa, doblan turnos?, ¿se genera empleo, se crea riqueza, la ciudad recobra la vida?

Y no es únicamente cuestión de horarios, son planes de acción comercial e inversiones de mejora urbanística como plaza Séneca, calle Quintana o Velázquez ...Es tener un modelo de ciudad en el que el comercio sea el motor y el origen de su riqueza.

El respeto de las minorías, no implica someterse a su dictadura. El bien común pasa primero porque el Común seamos la mayoría y que los bienes abunden.