Hace tres años se debatía en el Foro Información sobre el futuro del TRAM, en momentos en que se había finalizado las obras de la Línea 2 (Mercado-San Vicente del Raspeig) y se habían gastado 150 millones de euros entre infraestructura y vehículos. Una vez realizadas estas cuantiosas inversiones, se pretendía efectuar la privatización de esta línea en unas condiciones que, finalmente, no atrajeron a ningún gestor: pretendía la Administración trasladar sus ineficiencias a los inversores privados y esto, hasta donde llegan nuestros conocimientos, creo que no se ha dado nunca.

En esa misma jornada se pronunciaba el Comité de Empresa de FGV sobre las ventajas de la gestión pública y los esfuerzos que estaban dispuestos a realizar los trabajadores para que esa Línea 2 no saliese de la esfera de la gestión directa y que, además, según su plan la línea sería rentable.

La Línea 2 tiene muy difícil justificación en un análisis coste-beneficio, como ocurre con el resto del TRAM en la provincia de Alicante y no porque el modo tranviario no sea una buena alternativa de transporte, sino porque los defectos en planificación del mismo han hipotecado su presente y su desarrollo futuro. De momento el presente es poco prometedor, si tenemos en cuenta la Memoria de FGV 2014, según las cuales se transportaron 10.150.694 viajeros en la provincia de Alicante, con una cobertura operativa del 33,68%, ya que transportar a cada viajero ha costado 3,24 euros y los ingresos unitarios han sido de 1,09 euros: en definitiva, las pérdidas por este concepto han sido de 21.830.981,17 euros, sin incluir las amortizaciones y los gastos financieros, que suponen al menos otros 3 euros por viajero. Resumiendo, si los ingresos medios por viajero han sido de 1,09 euros y los costes imputables por viajeros son del orden de 6,24 euros, la subvención total necesaria por viajero ha sido superior 5 euros.

Con este nivel de costes, era de esperar de que los servicios funcionasen fetén, pero no es así, porque no han sido capaces de obtener una velocidad comercial aceptable de forma tal que el tiempo de viaje a San Vicente es el mismo si se realiza en tranvía o en autobús; para obtener estos resultados no era necesario gastar, más bien derrochar, 150 millones de euros.

Viendo lo que cuestan los servicios de FGV en la provincia de Alicante y la voluntad manifestada de los representantes de los trabajadores, podríamos suponer que el estado de mantenimiento y limpieza de la red sería impecable; pero no es así.

El día 3 de enero aparece en este diario que «Los vecinos denuncian la situación del entorno de la estación de Lucentum del TRAM, ubicada cerca de la avenida Miriam Blasco. Como se puede apreciar en la imagen, uno de los bloques está a punto de ceder, en una zona muy transitada a diario por los usuarios del TRAM. Hace más de un año, técnicos colocaron testigos entre los bloques ante los problemas de desprendimientos». Por curiosidad nos acercamos a la zona en cuestión y como siempre, una vez más, los vecinos tienen la razón.

Estos hechos me trajeron al recuerdo que, hace dos semanas, en un atasco de los que se provocan por el trenzado de la carretera de San Vicente-Alicante con las vías del TRAM, observé, a la altura de un establecimiento denominado Merkamueble, lo que parecían ser palmeras que crecían en las juntas de dilatación de la plataforma de las vías y ¡no me lo podía creer¡ Al día siguiente realicé caminando un recorrido al lado de la vía desde Virgen del Remedio hasta el cruce de la A-7 con la carretera Alicante-San Vicente y pude constatar el lamentable estado de limpieza que presenta la plataforma reservada del tranvía, con una emergente vegetación; tanto es así que las palmeritas superan los treinta centímetros de altura.

Otro tanto ocurre con las vías en las zonas en las que se ha sembrado un manto vegetal como es el caso del bulevar Miriam Blasco y el bulevar Periodista Salazar, en que la vegetación alcanza tamaños que camuflan totalmente la vía.

A los responsables actuales del TRAM no vamos a culpabilizarlos del diseño del mismo, pero después de 6 meses podrían haber efectuado una limpieza y un mantenimiento mínimo de su plataforma reservada, al menos para que no creciesen las palmeras en la vía. Si fuéramos suspicaces, que casi siempre los somos, podriamos preguntarnos, si así están las vías, como estarán los mantenimientos de los trenes y las catenarias.