El alcalde de Alicante ha iniciado una campaña para convertir cada hogar alicantino en una ONG con el lema «Apadrina una Farola». La idea ha sido lanzada por el primer edil a los pedáneos con el objetivo de que cada hogar se haga cargo del pago del consumo de energía eléctrica de una farola, así habría luz para todos. A buen seguro que el proyecto, de tener éxito, se expandiría por todo el casco urbano alicantino y a cambio recibiríamos una subvención de 100 euros.
La propuesta choca con los muchos «trampeos» que los ciudadanos tienen que hacer para poder llegar a final de mes y, además, con lo que le cuesta a la administración soltar la pasta las compañías eléctricas multiplicarían sus cortes de suministro por impagos, llegando a la posibilidad de quedarse sin clientes.
Se han empeñado en dejarnos a oscuras. Si los recortes han dejado sin fluido eléctrico muchos puntos y zonas de la ciudad, con esta campaña podríamos ingresar muchos en la escuela de la ONCE para que nos enseñaran a caminar entre tinieblas.
Perdimos la Ciudad de la Luz, del PGOU ni se sabe, de Ikea y su ubicación se ha olvidado y por mucho que lancen ideas vemos que ninguna se lleva a cabo. Ahora tocan farolas, mañana ya veremos. Lo que me extraña es que nadie, todavía, no haya colgado ya en el «feisbok» una petición para la recogida de firmas con el fin de nominar a estos «cerebros» para los premios Nobel.
